martes, 18 de marzo de 2008

¿Educación o negocio?

Janet Domínguez Montero
Lo tienes que saber

Con las miles de escuelas que tenemos a nuestro alrededor, públicas y particulares, nos damos cuenta del gran negocio que se hace a través de éstas, ya que funcionan como empresas en las que el alumnado es el inversionista mayor.
En las públicas, que según son gratuitas, dónde queda la inscripción que se hace año con año, supuestamente para mejorías, porque se debe recordar que a los administrativos y al cuerpo docente, el Gobierno se encarga de pagarles. Entonces en qué invierten, si ni siquiera se ve reflejado en el mobiliario, que cada año es peor; tampoco se compra material didáctico debido a que antes de entrar al periodo de clases, a los padres familia se les dan la lista de los útiles que necesitará el niño para uso personal y para el aula.
Por el otro lado, las particulares ¡otro gran negocio! Donde te cobran hasta la sonrisa. Por cada trámite se lucra. Copias, impresiones, colegiaturas más intereses, Internet, cafetería, exámenes, cursos de regularización, en fin. ¿A poco no es un negocio?
¿Qué se hace por mejorar la educación? En los espacios educativos, por debajo del agua, acceden en dar al alumno prioridades que lamentablemente sólo hacen que el muchacho sea un irresponsable, bueno para nada. Por ejemplo: aprobar sin merecerlo, justificar inasistencias hasta porque el perro se murió, negociar calificaciones, nunca asistir a clases y al final presentarse al "extra" y así acreditar o también darle al alumno la razón cuando se sabe que él no la tiene.
Es por eso que muchos universitarios egresados no cuentan con las herramientas necesarias para trabajar o despeñarse en los diferentes contextos; se les hace muy difícil o son desempleados rápidamente, claro, salvo alguna palanca familiar, amistosa o de favores cobrados-pagados.
La consecuencia de todo esto lo vemos reflejado en las aulas, donde estos grandes personajes dan clases porque no tienen posibilidades en sus áreas de trabajo y se van por lo que aparentemente es fácil; desafortunadamente, la tarea del profesor no se limita al trabajo docente, sino a las habilidades y capacidades que éste puede desarrollar en sus alumnos.
Un ejemplo de esta triste realidad lo vemos en las escuelas de Xalapa, dónde los maestros son abogados, médicos, administradores, contadores, arquitectos, entre otros; que ni siquiera saben sumar. Lo grave del asunto es que echan a perder a los pobres niños de las primarias, con las mismas o peores deficiencias. Y luego por qué decimos que México no progresa
¿Por qué no se hace algo por cambiar? Porque al Gobierno no le conviene.
Las escuelas públicas son las empresas que mayor demanda laboral ostentan, por todas las prestaciones, el sueldo base, el escalafón, las vacaciones pagadas, los aguinaldos, las incapacidades y goce de sueldo.
Sin embargo, cuántos profesores hay con una preparación, realmente con vocación y les preocupa la educación. Esos que están desempleados o no tienen una plaza y cada año o semestre viven con el pánico de ser o no ser contratado por las particulares. Realmente es un desperdicio.
¿Y por qué la culpa de todo la tiene el Gobierno? Porque no se ha preocupado por resolver esta situación, dónde no le conviene dar plazas a la gente que sí vale la pena, porque antes de salir la convocatoria, las plazas ya son dadas a los familiares, compadres y amigos de quiénes trabajan en la Secretaría de Educación de Veracruz.
Por eso nunca vamos a progresar y seguiremos así, como los cangrejos.

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