Los indocumentados del General

Salvador Muñoz

En un vertiginoso operativo del Instituto Nacional de Migración (INM), con apoyo de efectivos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), al mando del General Juan Manuel Orozco Méndez, se logró el aseguramiento de siete personas, menores de 23 años, de origen cubano.
De acuerdo a la información recabada por esta corporación los hechos se realizaron casi cerca de La Parroquia.
Los elementos encargados de la seguridad de la conurbación de Veracruz-Boca del Río, se percataron que un grupo de personas caminaban por la citada referencia pero con un atuendo muy extraño: ¡todos, a excepción de uno, llevaban uniforme de futbol, incluyendo espinilleras y zapatos de soccer! El único que hacía la diferencia era el más alto de ellos que portaba uniforme de portero.
Lo insólito del caso es que al marcarles el alto para realizarles una revisión de rutina, los siete morenos no contaban con identificaciones que los acreditaran como ciudadanos mexicanos.
A los indocumentados, se les hizo las pruebas de rigor que se hacen en Veracruz:
Se les pidió que cantaran el himno nacional, y no se lo supieron; se les pidió el himno a Veracruz… ¡y menos!; se les preguntó por un color, y respondieron verde olivo; a la única que respondieron bien, fue al preguntarles el nombre del jefe y dijeron Fidel.
Sin embargo, fueron puestos a disposición del Instituto Nacional de Migración sin que mediara resistencia por parte de los siete cubanos.
El asunto no hubiera pasado a mayores, de no ser que antes de que los isleños llegaran a las oficinas de la migra, solicitaron hablar con el “comandante” Orozco Méndez, quien presto, temiendo lo peor, de que sus elementos hubieran abusado o maltratado a los siete jóvenes, decidió acudir al llamado.
Cuando estuvo al frente de ellos, esperando oír violación a los derechos humanos, simplemente lo que escuchó, lo dejó desconcertado. Los siete cubanos eran precisamente los seleccionados olímpicos de futbol que habían desertado después del partido contra Estados Unidos, mismos que a puro aventón, alcanzaron el puerto de Veracruz pero el asunto no causa estupor hasta conocer la súplica que le hicieron los cubanos al funcionario estatal:
¡¡¡Se querían regresar a Cuba!!!
A continuación, se transcribe la narración que, amablemente se hizo circular:
General– ¿Por qué se quieren regresar a Cuba?
Cubanos– Oye, chico, ej que Veracrú ej similar a Cuba...
General– ¿Cómo que Veracruz es igual a Cuba? ¡explíquense!
Cubanos– Pue’ mira, chico: todo Veracrú tá igualito a Cuba: to’ hablan igual que nojotroj, to’mundo baila salsa y chupa ron, to’ejtá viejo y fregado; la gente, to’a pobre.
General– Bueno, pero eso no sólo sucede en Veracruz, también en otros países pasa lo mismo…
Cubanos– Ejpera, chico, deja que termine: Aquí, to’o depende del gobierno, hasta los equipos deportivos; to’o depende del gobierno, hasta los medios de comunicación; si quieres trabajar, trabajas en el gobierno o para el gobierno, y por si fuera poco ¡¡¡por todos lados dice Fidel!!!
Los cubanos fueron enviados a Migración bajo la condición que de inmediato, fueran embarcados a Cuba.