lunes, 5 de mayo de 2008

¡Equivocados!

Juan Antonio Nemi Dib
Historias de Cosas Pequeñas

Me temo que algunos economistas españoles estarán molestos y no es para menos. Resulta que en sus proyecciones financieras (lo más parecido a una adivinación espiritista, a una lectura de Tarot o la consulta a una Ouija pero con “método científico” y numerosas citas a pie de página), los analistas del Fondo Monetario Internacional calculaban que sería en 2013 cuando México lograría desplazar a España como la undécima economía más grande del mundo.
Frente a dicho escenario de competencia por un mejor sitio en la clasificación mundial, probablemente los hispanos se hubieran propuesto apretar el paso para continuar con el impresionante crecimiento que ha convertido aquella Península en una indiscutible metrópoli europea pero no sólo de las finanzas, también de la ciencia, la tecnología, el turismo y la cultura.
Y no es un asunto menor, considerando que varios gobiernos españoles llevan buen tiempo intentando que se admita a su país en el G-7, el privadísimo club de los países más desarrollados (y ricos) del mundo y que los españoles cuentan con argumentos tan poderosos como el hecho de que por segundo año consecutivo su economía ha sido más grande que la de Canadá, el menos pudiente de los famosos 7.
Resulta que cada cierto tiempo, el Banco Mundial elabora un reporte que establece el monto de las finanzas nacionales, fijando un orden de magnitud, de la mayor a la menor. Si no entiendo mal (lo que es altamente probable) ese reporte la clasificación del tamaño de cada economía nacional solía hacerse traduciendo a dólares el valor de los tipos de cambio establecidos por el mercado en cada país. Pero de repente alguien dijo que ese sistema de medición resultaba injusto para las economías en desarrollo y se introdujo una nueva forma de medirlas “con base en la paridad de poder adquisitivo (PPA) de sus monedas y no como usualmente se hace a partir de convertir las monedas locales en dólares utilizando el tipo de cambio local.” [¿?]
Uf… ¡Qué alivio!
Resulta que la nueva medición cambió las cosas radicalmente, poniendo a cada quien en su sitio, reivindicando a los que se debe, con muchísima justicia macroeconómica, que tanta falta nos hacía a los mexicanos, urgidos de estrellitas brillosas para la frente. ¿A poco no?
En serio: ¡Qué alivio!
Mediante este novedoso y justiciero enfoque de la realidad económica, nos dan la gratísima sorpresa de que México es ya, desde “endenantes”, la undécima economía del Mundo. Con unos 107 millones de habitantes –también el 11º país más poblado en el orbe— y el sitio número 14 en cuanto a la porción del planeta que ocupamos, los bienes y servicios que produjo nuestro país en 2007 tuvieron un valor de un billón 249 mil millones de dólares. Ya no tendremos que esperar un lustro para superar a España.
Yo quisiera sumarme a los festejos por este enorme, enorme, logro y respaldar y aplaudir las declaraciones triunfales de los funcionarios que con toda razón agregan al mérito el hecho de que somos económicamente más grandes que España, pero ¡también que Corea del Sur!, imagínese usted. Sin embargo, pesimista por naturaleza y muy lento de entendederas, especialmente para rollos financieros, tengo algunas preguntas que aún no consigo resolver:
Si dividimos esa riqueza colectiva mexicana de un billón 249 mil millones de dólares generados durante 2007 entre el número de habitantes del país, el ingreso nacional por persona fue de aproximadamente doce mil dólares al año, mil mensuales, el famoso producto interno bruto per cápita. ¿En manos de quién quedaron esos recursos?
Si mil dólares fueron equivalentes aproximadamente a once mil pesos durante los meses de 2007, entonces ¿por qué nuestro salario mínimo más alto fue de apenas mil 500 pesos mensuales (la séptima parte)?
Si durante 2007 fuimos el 11º país más rico, ¿por qué el 20% de los mexicanos tuvo que “vivir” con menos de esos mil quinientos pesos mensuales?, ¿por qué 40% de la población continuó subsistiendo en condiciones de pobreza?, ¿por qué el mismo reporte del Banco Mundial nos coloca apenas en el sitio número 76 en cuanto a poder de compra de los mexicanos?, ¿entonces de qué sirve a la mayoría que vivamos en un país “ricachón”?
Si somos más ricos que España y Corea del Sur, ¿por qué en aquellos países el producto interno bruto per cápita fue de 32 mil y 26 mil dólares respectivamente, más del doble que aquí?
Si podemos presumir del tamaño de nuestra economía, ¿por qué persisten millones de mexicanos (alrededor de 5, según algunas fuentes) que no saben leer ni escribir?
Si como dice el Banco Mundial, generamos tanta riqueza, tanta, ¿por qué se nos volvieron indispensables los 24 mil millones de dólares anuales que mandan nuestros paisanos por concepto de remesas; si nuestra economía es tan poderosa, ¿por qué no se pagan los impuestos que se debieran y 38 de cada 100 pesos de todo el gasto público hay que chupárselos a PEMEX como si fueran ductos a los que saquear?
Pero no tengo derecho a descomponerle a nadie la celebración con mis burdas preguntas muy propias de torpe aguafiestas. Lo único cierto es que hoy, los analistas financieros del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional disponen de un método más justo y objetivo para definir el tamaño de las economías mundiales y que durante 2007 México fue más potente que España y Corea del Sur.
Lo cierto es que, antaño, esos los analistas estaban equivocados, pero afortunadamente corrigieron: México es ya la 11ª economía del Mundo.
Lo siento por España, pero ¡qué alivio!

anemi@gmail.com

No hay comentarios: