viernes, 13 de febrero de 2009

Ama y haz lo que quieras

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Pues si mi querido lector-fan desea celebrar el 14 de febrero siguiendo los engaños de la mercadotecnia e incluso le da por ponerse cursi, respeto su decisión, esfuerzo económico y estado de ánimo. Pero en cuanto a mí, prefiero alejarme de la canción esa de José Luis Perales que dice: “¿Qué me diste a beber amor? Que no puedo vivir sin ti. Ay, amor, ay amor…” Acaso mejor me quede con el poema de Pablo Neruda: “Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, / te pareces al mundo en tu actitud de entrega”.
En todo caso pienso que el amor empieza y termina de muy diversas maneras, vaya que el amor es eterno mientras dura; pero, desde luego, tiene su fuego en los cinco sentidos, esa llama doble de la que escribe Octavio Paz. Y, claro, muchos optan porque la flama se encienda por uno u otro sentido, hasta por los no sentidos, ese amor fraternal, filial, espiritual y etc. Como decía Lord Byron: “La amistad es el amor, pero sin sus alas”. O como reza el refrán, que amor con amor se paga.
Vaya, que del amor en los tiempos de cólera, perdón, en estos tiempos coléricos, ya no sabe uno ni qué. Con decirles que Larry Young, profesor de la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, se preguntaba si el amor realmente es como una droga. Sostiene que el amor puede ser explicado por una serie de eventos neuroquímicos que ocurren en el cerebro y que pronto se podrán desarrollar químicos que harían a la gente enamorarse de la primera persona que vean, y para quienes se hayan enamorado de la persona inapropiada, podrían elaborarse antídotos para curar el amor mal correspondido. (Milenio/8-01-09). Vaya, adiós a la brujería; incluso Cupido dejaría de existir y se iría derrotado, destrozado por el mismísimo amor traicionero. Qué pena, ya no más Shakespeare.
Pero qué mundo tan perdido vivimos. Se nos ha olvidado lo que es el amor, el erotismo, el sexo. Ya ni hablar de lo que sucede en nuestro país, donde la ignorancia nos deja muchos males y un chingo de chilpayates. Tan desorientados estamos que como comenta Daniel Samper: “Han entrado, a las alcobas, el cine y la televisión. Lo que antes era un predio oculto e íntimo, ahora está en todos los canales. Lo malo es que se ha sacrificado el lenguaje espontáneo. Ahora los chicos repinten lo que han oído en la pantalla, gritan, ‘¡Oh, yes!’ y el que está ahí dice, ‘sí, oigo, ¿qué quieres?’. Es más grave porque hay ateos hispanoparlantes que dicen, ‘¡Oh my god, oh my god!’”. (Reforma/ 5-12-08).
Madonna decía que el amor es emoción, y el sexo, acción. ¡Sí! Y Agustina Vicoli, en la revista Maxim, expresó: “Me excitan las pláticas sexuales con alguna que otra mala palabra para que el morbo y las fantasías estén al full”. ¡Qué rica cabroncita!
Mientras, sostengo con Tácito, que hay que amar y hacer lo que uno quiera, “si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor”.
El director de “Vicky Cristina Barcelona” –film que todo el quiere saber de amor no se debe perder-, Woody Allen, dice que le obsesionan las mujeres libres, sin ataduras. “Yo estoy convencido de que un hombre no vive sin una mujer, en cualquier aspecto, ya sea sin su mamá, sin su esposa, sin su hija, sin su amante, hasta sin su vecina. Los hombres somos más dependientes de las mujeres”. Pos sí; por eso ahí los dejo con eso del amor, me voy con mi changuita. Digo, cada quien sus gustos, ¿no?

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