martes, 3 de marzo de 2009

Derogación Insuficiente

Octavio Lara Báez
Contornos

Leí el pasado fin de semana la propuesta del diputado federal de extracción panista, Gerardo Buganza Salmerón, respaldada pertinentemente por las bancadas del PRI, el PRD y Convergencia para derogar el impuesto sobre tenencia de vehículos, un impuesto que desde hace muchos años ha venido afectando los bolsillos de quienes pueden adquirir un vehículo nuevo –que no es un sector mayoritario de la población nacional, hay que decirlo- y que por supuesto, ha sido recibida con beneplácito por la ciudadanía propietaria de vehículos, que agradeceríamos que se nos quite por fin esa molesta carga.
No obstante de que se trata, sin duda, de una propuesta importante y que a todos nos puede parecer justa, hay que hacer varias consideraciones al respecto, en torno al momento, los motivos e implicaciones que tiene esta iniciativa.
Se trata de una medida a todas luces populista, que claramente trata de impresionar a la población y lo ha conseguido. ¿A quién puede molestar que le quiten un impuesto? Absolutamente a nadie, al contrario, cualquiera aplaude una decisión de esas, como ha sucedido. Es bien sabido que a casi nadie le agrada tener que pagar contribuciones, por lo que resulta una idea muy consecuente.
Pero el asunto clave está en que suprimir ese impuesto le va a pegar a los ingresos de los estados de la República. Esto es, la bancada panista de la que forma parte el diputado Buganza en la Cámara de Diputados, se cuidó muy bien de no perjudicar los ingresos del gobierno federal, sino que deciden que el impuesto sobre tenencia de vehículos, que ya cobran desde hace muchos años los estados sea el que se suprima.
En segundo lugar, es una propuesta con un tinte eminentemente electoral, pues no se pidió esa derogación, digamos, en febrero del año pasado o en noviembre del 2007, sino hasta ahora en temporada de precampañas. Eso ocurre porque hasta en el PAN, las iniciativas más llamativas siempre se guardan para los momentos electorales, como el que estamos viviendo.
Tal vez hubiera parecido una propuesta más auténtica si se hubiera presentado desde que inició la actual legislatura federal, en 2006, y no en el último año de su ejercicio como diputados federales, cuando ya se aproximan las elecciones a nuevos cargos este año y el que viene.
Por si esto fuera poco, la presentación de la iniciativa la hace un diputado veracruzano que es aspirante a ser candidato del PAN a Gobernador, lo cual no es ninguna casualidad. Con esta decisión política, la dirigencia nacional de ese partido aprovecha para enviar una señal directa a sus seguidores sobre la sucesión de Veracruz en 2010.
Tampoco deja de llamar la atención el llamado, al más puro estilo Lopezobradorista, hecho por el diputado, para que los propietarios de vehículos no paguen la tenencia, exhorto que se anticipa a un dictamen legislativo y que luce como un exceso de sus funciones, pues no hay que perder de vista que hasta que no se decida derogar dicho impuesto éste continúa vigente y como tal, es legalmente obligatorio.
Por otra parte, particularmente para Veracruz, esta medida tiene otra intención totalmente política y hasta revanchista, pues no hay que olvidar que Buganza fue el candidato perdedor a la gubernatura en 2004 y para nadie es un secreto que un importante programa de financiamiento a la obra pública de los Ayuntamientos de nuestra entidad está basado en los ingresos anticipados logrados a través de la bursatilización del impuesto sobre la tenencia vehicular implementado por el Gobierno del Estado.
Es evidente que la decisión busca afectar ese programa y meter en aprietos a la administración estatal para cumplir con las obligaciones contraídas. Si lo va a lograr no lo sabemos pero la desaparición del cobro de tenencia no sólo disminuirá los ingresos de Veracruz por ese concepto, sino también los de los demás estados. Esto es, se trata de una carambola de tres bandas que debe estar siendo celebrada en grande en el CEN panista pero que afectará de diferentes maneras las finanzas de las entidades federativas y sus municipios y finalmente a sus ciudadanos, cuyas consecuencias no han sido todavía previstas. Claro, mientras no se afecten los ingresos del Gobierno federal no pasa nada.
Por último, quitar la tenencia es una decisión buena, claro que sí, pues va a favorecer a quienes tenemos coche de modelo reciente, pero en realidad no va a aliviar el impacto de la crisis como se ha dicho, pues simplemente recordemos que la inmensa mayoría de habitantes de nuestro país no tiene automóvil, ya no digamos nuevo, ni siquiera usado, pues no ganan lo suficiente para comprarse uno. A quien realmente se va a beneficiar es a quienes tienen mayores ingresos, no a los más pobres, a quienes siempre golpean más fuerte las crisis.
Por su parte, seguramente la industria automotriz vería con mejores ojos si le derogaran el IETU, porque la tenencia es un impuesto que a ella no le impacta en su operación, por lo que no es creíble que esa sea la verdadera motivación para suprimirla.
En fin, bienvenida la desaparición de la tenencia, aunque es una medida insuficiente para lo que se dice que pretende; ojalá y vengan enseguida más propuestas en las que sea el Gobierno federal el que se apriete el cinturón y sacrifique un poco de sus ingresos para paliar la crisis que atravesamos, para que promover el empleo no sea solo un discurso, para mantener la planta laboral, estimular la inversión privada y apuntalar los raquíticos salarios de la clase trabajadora, sin temor a perjudicar la recaudación de impuestos federales, cuya distribución después regatea egoístamente a los estados.
De otra manera, vamos a seguir pensando que pedir la derogación del impuesto sobre la tenencia vehicular justo ahora, solo busca lograr un impacto en la opinión pública, quedar bien, ganar imagen, con miras a las elecciones del 2010. Ya veremos.

olarabaez@hotmail.com

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