domingo, 5 de abril de 2009

¡Comedia y payasadas!

Salvador Muñoz
Los Políticos

En la comedia hay un género que sin lugar a dudas es el que más disfruta el espectador, creo yo.
Es el “slapstick”, que se puede definir como una exageración de la violencia.
La traducción al español de “slapstick” es “payasada”. ¿Por qué?
A lo mejor porque en Italia, donde se considera tiene sus orígenes este género, los actores utilizaban algo que se llama “Bataccio”, que son dos láminas de madera en forma de la clásica tablita de las maestras de antes, que si te portabas mal, la usaban en tus posaderas.
Pero el “bataccio” al tener contacto con una parte del cuerpo, produce un sonido fuerte, como si el impacto fuera mayor. ¡Es la misma tablita que utiliza “la maestra Canuta” en el deprimente programa de Jorge Ortiz de Pinedo “Cero en conducta”. O esa tabla que utilizan los payasos de circo para golpear a su compañero… ¿la ubica?
En términos generales, el “slapstick” lo podemos encontrar en caricaturas como “Speedy González” perseguido por el gato “Silvestre”. Por lo regular, la secuencia termina con un golpe del felino en la pared o cayendo en sus propias trampas.
Otro ejemplo, que de seguro habrá de evocar, era cuando “el Peterete”, interpretado por Ramón Valdés, peinaba, acicalaba y daba tremenda bofetada a “el Chómpiras” o cuando “Don Ramón” le daba un coscorrón al “Chavo del Ocho”.
Por supuesto, los maestros del “slapstick” sin lugar a dudas son “Los Tres Chiflados”.
¡Era una vorágine de golpes! ¡Uno tras otro! ¡No había cuartel!
Lo más cercano en México a este tipo de género en la comedia, si no mal recuerdo, era “Ensalada de locos” donde participaban Manuel “el loco” Valdés, Alejandro Suárez y el paisano orizabeño Héctor Lechuga, aun cuando él se siente más a gusto decir que es coatepecano… ¡es más! Estoy seguro que su acta de nacimiento lo asienta en esa ciudad cafetalera.
Bueno, para los nostálgicos del pasado, han de recordar que en la cortinilla de entrada del programa, estos tres personajes se aventaban de todo: Harina, azúcar y huevos. Incluso, en alguna plática o entrevista con don Héctor Lechuga, me asegura que por un “huevazo” que le avienta Alejandro Suárez en esa escena, por poco y le cuesta un ojo…
Dicen que tras ser revisado por el médico, el diagnóstico cambió: al pagarle sus honorarios se dio cuenta que por poco y le cuesta un huevo la consulta.
Sin embargo, no podrá negar, que para la comedia y el “slapstick” o “payasada”, nuestros políticos se pintan solos.
Por ejemplo:
1.- Diga si no es una payasada que en el órgano de difusión del PRI estatal su nota principal sean los cien días al frente del partido de Carvallo. No debiera llamarse “PRImero Veracruz” sino más bien “PRImero Carvallo”.
2.- Diga si no es una payasada que el PRD critique las marranadas del PAN ¡y no vea su cochinero!
3.- Diga si no es una payasada que a los clientes de Chedraui y Banco-fácil, les bajen su crédito sólo por pagar puntual y no generar intereses…
4.- Diga si no es una payasada que un maestro del IVEA espere un año para cobrar su cheque y cuando se lo den, salga a nombre de otra persona ¡y nunca le paguen!
5.- Diga si no es una payasada que ahora ya distraigan los espectaculares en carretera, según Basilio de la Vega, ¡y por eso los quita cuando primero los pone!
6.- Diga si no es una payasada que haya cambio de “Horario de Verano” y nunca vemos los beneficios económicos en casa.
7.- Diga si no es una payasada que el Issste rechace un terreno para construir una clínica, por decir que está contaminado… ¡ni que fueran los terrenos de Anaversa!
8.- Diga si no es una payasada que según Duarte, Reynaldo sea el mejor secretario de Gobierno borrando de la lista a toda una gran generación de priistas de cepa.
9.- Diga si no es una payasada que los diputados del PRI no sepan qué hacer con el dinero que cada mes reúnen porque si lo utilizan, pueden acusarlos de proselitismo… cuando les puedo pasar mi cuenta bancaria…
10.- Diga si no es una payasada que agarren a cachetadas a un funcionario del Gabinete de Fidel Herrera y Theurel acabe siendo el triste patiño de nuestra comedia política estatal.
¡Claro! Recuerden que un buen comediante no puede vivir sin un buen patiño… pero ¡ojo! Se trata de hacer reír al público con sus “payasadas” y no tomarle el pelo, señores funcionarios y empresarios.

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