Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
Razón tiene el monero Nicanor cuando uno de sus personajes lee el titular de un periódico y expresa que en México se pagan los más bajos salarios; a lo que otro le comenta: “¡Pero no dicen que también están los más altos salarios en gobernadores, funcionarios, diputados, senadores, los del IFE, etc., etc.!” Y la viejecita del puesto que vende los diarios afirma: “¡Y dejen de sus sueldazos… lo que ganan aparte con sus movidas!” Chin, pero la democracia va, esta democracia a la mexicana que se caracteriza por tener siempre los mismos actores, y si no, ahí están los parientes. Como lo asienta un artículo del suplemento “Enfoque”, de Reforma, “Diputados: fuero o impunidad: personajes con cuentas pendientes, parientes de gobernadores y políticos reciclables. Esa es parte de la oferta de los partidos en estas elecciones”. ¿A poco?
Pero contentémonos, no estamos tan mal; sólo sufrimos un poco de influenza, otro tanto de pobreza y un poquito más de corrupción e impunidad. Vendrán tiempos mejores, dijera mi abuelo ya muerto hace quince años. En realidad, el problema está allá afuera, en otra parte. Aquí en México, la vida es bella y el show debe seguir. No importa que vengan los mismos de siempre, o sus júniors, hermanos, esposas, amantes, cuñados y etcétera. Vaya, que “cuando uno habla de piratas, puercos y pestes, no está claro si se refiere a los que están ‘allá’, o a los de aquí adentro”. (La Jornada/13 de mayo/09).
Allá afuera, ¿los piratas regresan al escenario?, ¿los puercos atacan?, ¿una peste surca el mundo? Cómo se ve que no conocen México, donde desde hace mucho ha habido piratas –incluido aviadores-, puercos y una peste provocada por ratas de dos patas –Camus se quedó corto-. Y en tiempos electorales, surgen más males, se presentan más brotes de enfermedades seudo políticas, como la “rabia paralítica” –donde no más se ladra pero no se muerde, porque perro no come perro- que se caracteriza por presentar síntomas nerviosos como trastabilleo al caminar, andar en círculos, falta de apetito y sed, postración y a veces la muerte. ¡Sí! Tal es el padecimiento de los candidatos a diputados federales en sus aburridas, por insustanciales, y mecánicas campañas. Pero ni ellos se la creen. Sólo son retoques digitales pa’ mañana mandarnos a la chingada y ahí se ven, ellos ganando un dineral, regalías, vales, movidas y demás. El teatro ya está instaurado, sólo faltan los actores marionetas… ¿Y el pueblo? Pos PAN y PRI; o lo que es lo mismo, pan y circo.
¿Qué hacer con este país?
Tal parece que aquí se vale todo y todo vale pura madre. ¿Qué hacer con este país? Ojalá el Vaticano emita “Diez Mandamientos para un Buen País”. Seguro que encajaría requetebién aquí. Pero, ¿quién los acataría? Quizás tan sólo el “No robarás ni de noche ni de día, sino todo lo contrario”.
Mi admirada Lydia Cacho, en su artículo “¿Qué hacer con este país?”, plantea: “Lo que sí sabemos es que si no nos informamos, no hay manera de indignarse y sin indignación sólo hay esclavitud y silencio. Cuando Televisa oculta en sus noticiarios las declaraciones de Miguel de la Madrid, o las violaciones de militares en Juárez; cuando vende silencio, lo mismo que noticias, nutre la crisis. Cuando nos quedamos sólo con la versión oficial nutrimos la crisis, alimentamos el miedo. Cuando creemos que persistir en mostrar a los poderosos corruptos es un circo inútil, les damos más poder para ser más corruptos. Cuando creemos que buscar la verdad es ser pesimista, o que criticar a un partido es ser partidista nulificamos el debate. Sí, habrá que seguir señalando, desentrañando la verdad, indignándose ante la violencia, la mentira oficial y la corrupción. Trabajar en cada espacio personal y comunitario es indispensable, pero no es sino con la búsqueda que se encuentran respuestas, alianzas, soluciones. Somos 104 millones de mexicanas y mexicanos, sólo 0.5% nos gobierna, pero la crisis y el miedo nos han hecho creer que nuestras vidas y nuestro futuro están en sus manos. ¿No es eso extraño?” (El Universal/18 de mayo/09).
No lo creo; es, sencillamente, cinismo crónico de parte de ellos y dejadez de parte nuestra. ¿Cuándo vamos a despertar?
De cinismo y anexas
* Ojalá a nuestros políticos y candidatos a puestos de elección, les apliquen siempre medidas para evitar la influencia, sobre todo que les pongan un tapa hocico pa’ que no anden tirando tantas promesas y tantas pendejadas. Dios nos agarre confesados.
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