Salvador Muñoz
Los Políticos
Alguna vez las diputadas del PRI se acercaron a Héctor Yunes Landa y respetuosamente le hicieron una observación: ¡Con bigote se veía mejor!
Dejó a un lado la barba de candado que, efectivamente, lo hacían envejecer en demasía.
Hoy, Héctor Yunes luce sin bigote ni barba de candado… ¿por qué?
Eso me hizo observar algo: ya son pocos nuestros políticos veracruzanos que hacen uso de este… cómo decirlo… adorno natural.
Entre los legisladores, por ahí anda Manuel Laborde Cruz que parece que está enriqueciendo a “Just for Men” porque ese cabello y bigote azabache no se lo creo… bueno, pero es parte del cuidado que se da cada quien.
Balfrén González Montalvo, así como el buen Renato Tronco y Mario González Figueroa (sin que use sombrero) podrían ser los arquetipos de los políticos rancheros, dicho sin peyorativo pero tampoco sin eufemismo, por su forma de ser: directa, franca y sin dobleces.
Dalos Ulises, Joel Alejandro Cebada y Elías Benítez son otro estilo. En el primero no podemos negar que es preferible verlo sonreír que serio pues el bigote le da un aspecto seco, sobrio y agrio que no le ayudaría a buscar la alcaldía como pretende. Una sonrisa incluso puede ser la diferencia entre él y Reynaldo en esas aspiraciones.
En los otros, les queda ese estilo… así, como de cara de palo, duros… bueno, no tanto en la del diputado Cebada, que es como niño con bigote.
Bigotes con estilo, sin lugar a dudas, los de Julio Chávez Hernández, el del PT y Fernando González Arroyo, que cuidan con esmero, se nota, la línea, que ni un vellito quede más corto o más largo que otro.
¡Ah! No podemos pasar por alto la barba de candado del Dipu Tito, ajeno a complejos de canas.
Eso es referente a los diputados.
Entre otros políticos, están los bigotes de morsa de Bernardo Téllez que acá entre nos, se me hacen más cómicos que presentables. La barba de candado de Cambranis o qué decir del estilo “wolverinesco” de Hermann Ortega.
No sé si Ricardo Ahued vaya a estilista pero su bigote se ve extremadamente cuidado y parece que con algo de tintes a diferencia del poco pelo que cubre su cabeza… sin verme a mí…
Y ya que estamos en candidatos, qué decir del bigote de Patricio Chirinos del Angel, acorde con su personalidad… ni tan viejo ni tan joven lo hace ver. Se defiende…
El del Mago Herrera parece de hormiguero… quizás debiera probar quitárselo… o en su caso ¡desaparecerlo!
Amadeo Flores Espinosa refleja un pasaje nostálgico… algo parecido al de Tom Selleck, el IP de Magnum, programa ochentero.
El de Tomás Carrillo es similar al de Capulina… podría explotar ese parecido para atraer simpatizantes.
Entre los funcionarios que recuerdo nada más ubico a Ricardo Landa quien en un momento dejó crecer su vello rubio… tiene rato que no lo veo y desconozco si aún mantiene el bigote.
Por supuesto… cómo pasar por alto la barba y bigote de Jon Rementería y su primo Julen… muy hispana.
Algo que dicen los estilistas es que el bigote refleja virilidad, sabiduría en algunos casos y poder.
Por eso, ayer que vi a Héctor Yunes le pregunté: ¿Por qué te quitaste el bigote? A sabiendas de que las diputadas de la fracción priista le habían pedido hace tiempo que se lo dejara.
La respuesta, pensé, sería que perdió una apuesta con el mismo gobernador; o le prometió algo a Verónica de la Medina, su esposa; o simplemente le ocurrió lo que a la mayoría que tratamos de mantener un bigote… a la hora de afinar detalles, nos pasamos y tenemos que perderlo para no vernos ridículos con un mal corte…
Pero no…
Héctor Yunes me dijo el motivo por el cual se quitó el bigote… y me recordó cuando niños, si se hacía un compromiso o una apuesta, anteponíamos una pregunta: “¿De a bigote?” (aunque no tuviéramos, pero era una forma de decir, que como hombres manteníamos una palabra empeñada)… y es que me pidió que no comentara por qué se quitó el bigote…
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