miércoles, 29 de julio de 2009

Hoy no quiero escribir

Salvador Muñoz
Los Políticos

(Con el cariño y afecto de siempre, al amigo Diablo Vázquez)


Hoy creo que es un día muy difícil para escribir.
Ayer por ejemplo quería contar que me encontré una araña en mi moto y que en cuanto tuve oportunidad, me detuve y tras varios intentos, pude agarrarla y ponerla entre matorrales.
Todavía pensé: “Se siente bonito darle una nueva casa a una araña”… pero no sé si el lector comprendiera la magnitud de un hecho como ése.
Y tampoco sé si comprenda por qué lucho a toda costa que no pisen, maten o aplasten a las arañas.
¡Es más! A ningún animal…
Amo a mi abuelo muerto pero hay cosas que nunca le he entendí: La frialdad con la que se deshacía de los cachorros recién nacidos de la “Yuri” para botarlos al río Orizaba.
O aquella ocasión en que una parvada de tordos atacó a uno de su grupo.
El pájaro cayó y le pedí a mi abuelo que lo ayudáramos. Se acercó y de un pisotón sobre la cabeza del tordo, con su bota “Destroyer”, acabó con la vida del tordo malherido…
–¿Por qué?– sólo pregunté, mientras alzaba la mirada ante su gigante presencia.
–Para que dejara de sufrir…
Puede que tuviera razón… o no… me desagradó…
También recuerdo la vez que se lastimó un brazo y lo enyesaron… era el derecho y ni por nada del mundo ocupaba la zurda. Un día me dijo que quería comer caldo de gallina. Se dirigió al corral, como pudo, agarró a una gallina. Me pidió que la tomara por las patas y con su mano izquierda empezó a retorcerle el pescuezo mientras yo cerraba los ojos sin que pudiera evitar que mis lágrimas escurrieran.
Al llegar mi adolescencia tuve el valor de enfrentarme (rogarle) que no matara a una “palanca” (una serpiente negra que se paraba como Cobra, recuerdo perfectamente). Me preguntó qué iba a hacer y le dije que la iba a poner en la calle. Tomé una horqueta (la misma con la que él las sujetaba mientras que con la moruna las mataba) y tras inmovilizarla, la llevé a la calle de piedras y charcos y la solté.
Insisto… amo a mi abuelo muerto pero nunca entendí su forma de actuar y pensar… la excusa que podía darle era verlo como “gente de campo”… pero tampoco.
También no concuerdo en que algunos familiares, tías principalmente, calificaran al abuelo como “un animal”…
No… soy de la idea de que en el reino animal no existe maldad, semilla extraña que invade sólo al hombre y la expande sobre la faz de la tierra en mil formas…
Roba, ataca y mata… ¡Cierto! Hay quien me puede decir que algunos animales hacen lo mismo pero en ellos obedece un instinto y en el hombre hay intereses por dinero, por control, por poder y por ambición.
Es curioso pero “animal” viene de “animae” que es como “ánima” o en otras palabras, aliento, soplo, alma… y es de lo que carecemos muchas veces los que nos llamamos humanos…
Lo ocurrido en el Puerto de Veracruz al comandante José de Jesús Romero Vázquez y a sus hijos lastima e impide concentrarme para escribir…
Pueden decir que todos los días pasan cosas, cierto, pero hay veces en que el alma no aguanta tanto así que, hoy, perdónenme lectores, no quiero escribir.

e-mail: dor00@hotmail.com

1 comentario:

Brissia dijo...

Me resulta sumamente interesante saber de cuál fumaste, jejeje pequeña broma. Saludos
Brix