domingo, 5 de julio de 2009

Mi voto nulo

Una experiencia ciudadana


Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI

Me parece que es una completa vacilada descalificar la convocatoria del voto nulo. Si bien en la actualidad el voto nulo carece de efectos jurídicos-electorales, su valor radica en la crítica explicita al sistema político mexicano. Un sistema que ha secuestrado a la democracia en las garras de los partidos políticos. Por esta razón, todos los partidos políticos sin excepción, de la derecha a la izquierda, pasando por el propio López Obrador que en su momento había mandado al diablo a las instituciones, reaccionaron de manera unánime en contra de esta novedosa convocatoria.
Es de entender el comportamiento de los partidos políticos, es claro que no quieren ceder el monopolio exclusivo para hacer política. A las elites de los partidos sólo les interesa mantener a toda costa sus privilegios. Llegar a los cargos y hacernos creer que representan a la ciudadanía.
Lo anterior constituye uno de los principales motivos que le ha dado vida al movimiento del voto nulo, un movimiento plural e independiente que ha logrado poner a debate las concepciones conservadoras del sistema político.
Con este tipo de señalamientos, los participantes del voto nulo se encuentran recurriendo a una forma alternativa de participación en el proceso electoral, activando la acción ciudadana con el firme propósito de impulsar una nueva generación de reformas al sistema electoral y de partidos. De esto se trata la convocatoria del voto nulo, de ampliar los canales de intervención ciudadana en los asuntos políticos. De no conformarse en que el sistema político nos llame una vez cada tres o seis años para solamente depositar nuestro voto y después enviarnos de regreso a casa y recluirnos al ámbito de lo privado porque el andamiaje legal vigente lo dicta de esa manera.
Bajo este preámbulo, este domingo acudí a la casilla electoral en donde me corresponde votar para anular mi voto. En el camino para llegar a la casilla aproveche para pensar como le podía hacer para sacarle una foto a la boleta anulada, me preocupaba que se pudiera presentar algún tipo de respuesta por parte de los funcionarios de la casilla o de los representantes de los partidos y que esto desencadenara un problema innecesario.
Llegando la casilla, estando en la mera entrada del lugar, coincidió mi arribo con la presencia de una camioneta de color blanco de donde descendió una comisión de consejeros de la Junta Local de Vigilancia del IFE, contemplando mi plan de sacarle una foto a mi voto nulo, me detuve un momento para evitar un mal entendido. Mientras, aproveche para saludar a los consejeros y platicar con uno de ellos.
Cuando los consejeros se retiraron, me arme de valor para cumplir con mi misión. Me acerque a la presidenta de la casilla para entregarle mi credencial de elector, otro funcionario me entregó la tan anhelada boleta acompañada de una delgada crayola color negro, camine unos pasos en dirección a la mampara que resguarda al ciudadano en el ejercicio de su voto libre y secreto, para sorpresa las mamparas estaban ocupadas, en cuestión de segundos palpe dos opciones, “me espero a que se desocupen o en abierto anulo mi voto”.
De facto mi incline por anular mi voto en abierto, mi voz interior me indicó que no había nada que ocultar, me coloque a un lado de la urna, y trace una cruz con la crayola, con letras grandes escribí “nulo” y en la parte inferior plasme un mensaje que decía “reforma electoral y de partidos”.
Ahora venía lo bueno, tomar la foto. Acomode la boleta a un lado de la urna y con celular en mano le tome tres fotografías, al voltear me di cuenta que me observaban casi congelados los funcionarios y los representantes de los partidos, para evitar cualquier un posible altercado tome la boleta y la lleve ante la presidenta de la casilla, mostrándosela a la vista de los presentes nerviosamente les alcance a decir: “estoy anulando mi voto porque ningún partido me convence, aquí esta la cruz…”. No puedo negar que al esperar una respuesta, de manera precipitada mis nervios aumentaron a la decima potencia, pero esto no me impidió ver que mis accidentados interlocutores se habían quedado congelados. Por unos eternos segundos nadie dijo nada, sólo me estaban viendo, la respuesta la recibí por parte de la presidenta de casilla: “está bien es su derecho”.
Vaya sorpresa que se habrán llevado los integrantes de esa casilla, por la manera en que se quedaron congelados presiento que no es común ver a un ciudadano fotografiando una boleta electoral, acercarse a los responsables de la casilla y explicar que se encuentra anulando su voto. Se quedaron congelados al igual que los partidos políticos y el IFE, sin saber que hacer, ante la exigencia ciudadana que les reclama a los partidos políticos que liberen a la democracia que ellos mantienen secuestrada en sus estructuras burocráticas.

*Director de la revista digital Voz Universitaria www.vozuniversitaria.org.mx raul@vozuniversitaria.org.mx

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