lunes, 17 de agosto de 2009

El problema de los rechazados y el Reality show de Javier Duarte

Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI

No sé que es peor, que alguna joven rechazada de la Universidad Veracruzana asesorada por un exdirigente nacional del PPS amenace con inmolarse para al final lograr ingresar al Instituto Tecnológico Superior de Xalapa o que los jóvenes rechazados de la UV se sumen a la escenografía de los eventos de Reality shows promovidos por el PRI.
Reality show es el término adecuado para hacer referencia al evento que este sábado organizó el diputado electo Javier Duarte de Ochoa tomando de pretexto el tema de los rechazados de la UV.
Emulando a una mala versión del teletón, el requisito para participar en este Reality show fue el de ponerse la camiseta de color rojo, sacarse la foto con el protegido de Fidel Herrera y asistir al World Trade Center para que las cámaras de Televisa atestiguaran el suceso.
En un acto más, que ratifica el estilo frívolo y superficial para atender los principales rezagos que enfrenta la sociedad veracruzana, los priístas nos quieren hacer creer que la solución para resolver el problema de los rechazados de la UV se encuentra en ofrecer conciertos con Emmanuel y becas en escuelas particulares.
Ante esta salida fugaz al problema de los rechazados que se encuentra ofreciendo Javier Duarte, promoviendo becas en escuelas particulares, el diputado electo por el distrito de Córdoba se ha convertido en el principal promotor de la educación privada en el estado de Veracruz. ¿Qué nos quiere dar a entender Duarte de Ochoa? ¿Qué la solución a la falta de espacios para ingresar a la UV se encuentra en la educación privada?
¿Por qué en lugar de usar todos estos recursos para movilizar a los jóvenes al evento del World Trade Center no los convocó a una cruzada estatal para exigirle al gobierno federal un aumento al presupuesto destinado a la educación superior y de manera especial a la Universidad Veracruzana?
En ausencia a esta posibilidad política para defender la educación universitaria de tipo pública y de calidad, Javier Duarte ha optado por colocar a los jóvenes rechazados en las peculiares redes del clientelismo político del PRI en Veracruz.
Al clientelismo y al culto a la personalidad fueron a lo que realmente fueron convocados los asistentes al Reality show de Duarte.
Este tipo de acciones se tienen que criticar severamente, es inadmisible tratar de manera frívola un problema social que se encuentran afectando a miles de jóvenes y sus respectivas familias.
Las actuales condiciones de devastación social que ha orillado a miles de jóvenes a sufrir los estragos de la desigualdad y exclusión, se tienen que tomar con toda la seriedad que amerita.
Duarte como cabeza de lanza de los diputados del PRI emanados de Veracruz, tiene que asumir este tipo de críticas, de abrirse a otras formas de hacer política, de desligarse del entramado neoliberal que el PRI promovió durante el salinato.
Por mi parte exhorto al diputado electo Javier Duarte a tomar en consideración en el problema de los rechazados de la Universidad Veracruzana los siguientes aspectos:
a) El problema de los rechazados es un asunto de justicia social, que tiene que ser tratado como tal para lograr una amplia comprensión de un problema que se ha agudizado conforme se ha acrecentado la crisis económica. Bajo este enfoque, el asunto de los rechazados no es una cuestión exclusiva de la UV, sino que abarca a un amplio conjunto de instituciones, procedimientos y niveles de participación de la sociedad civil.
b) La necesidad de aumentar el presupuesto de la Universidad Veracruzana y transparentar el uso de estos recursos. Queda claro que, con la imposición de los recortes en el presupuesto destinado a las universidades, muy difícilmente van a lograr cumplir con su tarea de ampliar la cobertura en la matrícula universitaria. Para lograr que nuestros jóvenes pueden acceder a los espacios universitarios se requiere un monto mayor del presupuesto destinado en la actualidad.
c) Reconocer la necesidad de generar políticas educativas a través del consenso democrático y avalado por un análisis no sólo coyuntural, sino de largo plazo. En este punto, la participación de la sociedad civil, y de manera especial los jóvenes y sus familias, están llamados a asumir un rol protagónico en la búsqueda de un amplio consenso social que les permita, a partir de la ayuda de los especialistas, delinear las rutas de acción a seguir.
Concluyo señalando la pertinencia política y social de exigirle a Javier Duarte de Ochoa deje a un lado los Reality shows para responder a los problemas que enfrentan los veracruzanos.

*Director de la revista digital Voz Universitaria
www.vozuniversitaria.org.mx
raul@vozuniversitaria.org.mx

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