lunes, 10 de agosto de 2009

Pobreza, narcotráfico y represión militar

Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI

Ante la ineptitud gubernamental de reconocer la necesidad de legalizar la producción, comercialización y consumo de las drogas para poner fin a la ola de violencia que se ha desatado entre las fuerzas del orden y el narcotráfico, el presidente del “empleo” ha optado por involucrar al Estado mexicano en su encolerizada “guerra” en contra de “los enemigos de las sociedad”.
Con esta decisión de tipo militar, Calderón se ha alejado por completo en reconocer que la pobreza y la desigualdad social, que se encuentran devastando al país, son los principales ingredientes de esta situación de conflicto.
En su lugar, Calderón ha actuado bajo los preceptos del gobierno de Estados Unidos, reproduciendo una visón extremadamente conservadora sobre las causas que dan origen a lo que peyorativamente han llamado el “narcotráfico”.
De esta manera, el gobierno de México se encuentra soslayando los gravísimos rezagos sociales que involucran a más de cincuenta millones de mexicanos viviendo en la pobreza.
Bajo estas condiciones de desigualdad social, no es de extrañar la presencia de una sólida base social que se ha convertido en el principal insumo operativo del narcotráfico.
Se trata de personas de carne y hueso, de muchos jóvenes, de madres y padres de familia, de tíos y tías, de personas comunes, que ante la falta de oportunidades formativas o laborales tuvieron que entrarle al narcotráfico.
Estas son las redes sociales de apoyo de las que tanto se han quejado los emisarios de Calderón, de esta manera han justificado la entrada del ejercito a miles de poblados en el país, como se encuentra sucediendo en estos momentos en la región de Zongolica y en la Huasteca en Veracruz. Piensan que aplicando el manual de antiguerrilla de los años sesentas, que consiste en una serie de técnicas de guerra de baja intensidad van a desarticular estas redes de apoyo.
El efecto en la aplicación de esta guerra de baja intensidad ha sido el contrario a lo esperado por los estrategas bélicos. Las redes sociales vinculadas al narcotráfico han mostrado una amplia capacidad de adaptación al nuevo escenario de confrontación, nutriendo de información de primera mano a los adversarios del ejército para que estos ataquen a los representantes del gobierno federal a su paso por las vías de comunicación o tengan la posibilidad de identificar a posibles infiltrados dentro de sus filas.
Esta especie de efecto boomerang, en lugar de debilitar a las redes sociales de apoyo al narcotráfico, ha permitido afianzar la capacidad táctica de los grupos armados del narco.
Tomando en cuenta estas circunstancias, Calderón y sus aliados se encuentran ante un callejón sin salida. De continuar con una respuesta militar a un asunto de que de fondo es de tipo social y económico, este sexenio va a estar condenado a dar palos de ciego, con lamentables pérdidas humanas, de parte de ambos bandos y de la propia sociedad civil.

*Director de la revista digital Voz Universitaria
www.vozuniversitaria.org.mx
raul@vozuniversitaria.org.mx

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