lunes, 7 de septiembre de 2009

Ni la sombra de lo que fue

Raymundo León
Desde la esquina

El Telebachillerato del Estado de Veracruz (Teba) no es ni la sombra de lo que fue.
Ese subsistema educativo es, según afirman los mismos trabajadores, una hoguera de pasiones que sólo ha llevado al declive a lo que un día fue el orgullo de Veracruz en el ámbito educativo.
Hace 29 años, el subsistema de Telebachillerato fue creado para brindar una oportunidad de estudiar a los jóvenes que por alguna razón no podían viajar a los grandes centros urbanos a continuar sus estudios de educación media superior. El Teba se constituyó como una joya de la educación veracruzana por su sistema de enseñanza. Su éxito fue tal que hasta los materiales didácticos producidos en Veracruz fueron comprados durante muchos años por varios Estados del país e incluso países de Centroamérica.
Ahora eso ya es pasado. Esa gloria se fue. El Teba ha decaído tanto que ni siquiera sus propios alumnos compran las guías dado lo mal hechas que están. No hay contenido didáctico en ellas aún cuando se habla por todos lados de una reforma integral. Eso no interesa a sus dirigentes, que se muestran más ocupados por favorecer a unos y colocarse mejor políticamente.
Cuando al Teba llegó Tomás Montoya Pereyra se pensó que la línea de éxito del subsistema educativo seguiría por buen camino, pero pronto se vio que no fue así. El funcionario nunca esperó ser enviado ahí y aunque se empeñó por mejorar la situación reinante, que ya mostraba decadencia, varios trabajadores ahí le hicieron la vida imposible, respaldados por la subdirectora de Evaluación Escolar, Rosa Edith Ferrer Palacios.
Cansado de la situación, Montoya Pereyra mejor se fue. En la dirección se quedó Cándido Navarro que no ha podido o no ha querido enderezar al subsistema.
En el Teba muchos hacen lo que quieren. No hay orden y muchos de los patronatos existentes en cada centro de telebachillerato en el Estado son en realidad una mina de la cual se surten de recursos los supervisores escolares ante la complacencia de los funcionarios del subsistema.
Además, los constantes conflictos entre los afiliados al Snte y al Sitteba no dejan avanzar a quienes sí quieren trabajar ahí, que son pocos.
Hay quienes dicen que Cándido Navarro llegó, al igual que Montoya Pereyra, con las mejores intenciones de trabajar, de hacer bien las cosas. Hay quienes afirman que en el Teba tanto uno como otro vieron un botín y que al darse cuenta de que ahí no había lo que esperaban se desistieron de hacer lo que debían hacer y dejaron que las cosas se dieran por sí solas. Por ello el Teba se encuentra en lamentable situación.
Es una pena que hoy, ningún Estado del país se interese por el material que se hace en el Teba. Es una pena que después de haber logrado mucho, el Teba hoy sea un subsistema que no llama la atención de nadie.
Lo malo del asunto es que el torbellino de la decadencia se lleva también a no menos de 80 mil jóvenes alumnos.

desdelaequina@hotmail.com

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