miércoles, 16 de septiembre de 2009

Nocturno al Estudio

Carlos Juan Islas

Pues bien, yo necesito
decirte mi tesoro
que ya me es imposible
hablar por el balcón,
que es poco lo que aprendo
que es mucho lo que ignoro
que estando ayer en clase
me echó el maestro un ”toro”
y no supe decirle
lo que es conjugación.

II
Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos noches
estoy embrutecido
de tanto no dormir,
que están en el empeño
mis dos filosofías
y si a pesar de todo
me salgo con las mías
no sé con cuántas erres
me espera el porvenir.

III
De noche cuando pongo
la luz sobre la almohada
y hacia los libros quiero
mi espíritu volver,
bostezo, toso, escupo,
no aprendo nada, nada,
insisto en concentrarme
–me lleva la tostada—
y al otro día lo mismo
me vuelve a suceder.

IV
Comprendo que los libros
son muy buenos amigos,
por eso de mi brazo
no los suelto jamás
y de temprana hora
mis cuates son testigos,
estoy puntual en clase
sufriendo los castigos
del maestro que me dice:
“te voy a reprobar”.

V
A veces pienso en darle
muy duro a la estudiada,
“cortarte” y a mis cuates
también darles “cortón”,
mas es en vano todo
y vuelvo a la flojeada,
que quieres tú que yo haga
que quiere el maestro que haga
si esa es mi condición.

VI
Y luego que ya estaba
concluido el cuestionario,
los temas preparados,
el maestro en su lugar,
los otros sinodales
con aire funerario
y los que esperan
pasar por el calvario
se encuentran a lo lejos
y no pueden soplar.

VII
Qué hermoso hubiera sido
tener un aeroplano,
vivir bajo sus alas
sin ver a un profesor,
tú siempre enamorada
yo siempre muy ufano
pasarme así la vida
sin un libro en la mano
y en medio de nosotros
mi suegra como un león.

VIII
¡Figúrate que hermosas
las horas que no hay clase!
que dulce y bello suena
¡no viene el profesor!
mas eso no es posible
que todo el tiempo pase,
no siempre se nos hace,
tremenda decepción,
que cuando más queremos
enferme de… dolor.

IX
Bien sabe Dios que pido
su ayuda en el oral,
el clásico panzazo
quisiera ver llegar.
Pregunta el profesor,
pregunta el profesor,
¡no puedo contestar!
inquiere nuevamente,
me trato de calmar,
mas es en vano todo
y vuelvo a reprobar.

X
Esa era mi esperanza,
pasar extraordinario,
mas no me fue posible
tampoco el posterior,
adiós mis compañeros
termina mi calvario,
–mi más hermoso sueño—
me voy para mi pueblo,
de ceros un rosario
le llevo a mi papá.

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