viernes, 23 de octubre de 2009

Justicia, poder y miedo

Salvador Muñoz
Los Políticos

Miedo. Todos hemos percibido esta sensación en algún momento.
Tenemos miedo a lo desconocido pero quizás tenemos más miedo a lo que conocemos.
De Tempoal a Xalapa y después a Isla.
*Justicia*
Mientras se realizan los preparativos para iniciar el Xantolo, una voz desesperada en la radio y medios impresos de la zona, suelta a los cuatro vientos un clamor de justicia.
No… no es ninguna de las presuntas víctimas de Celestino Rivera, diputado plurinominal del PRD acusado por el delito de violación en agravio de una adolescente.
Entonces… ¿quién?
Resulta torpe, tonto y ofensivo, pero quien clama justicia es nada menos que el mismo Celestino Rivera, quien asegura que en breve, la Procuraduría lo absolverá porque todo indica que la joven que lo acusaba habrá de desistir de su dicho.
Por supuesto, se entiende la urgencia de Celestino…
*Poder*
Detrás de una violación hay una forma más de poder que de satisfacción sexual mal entendida.
¿Sospechosos? Todos. No hay estereotipos de violadores. Albañiles, drogadictos, pandilleros, profesores, profesionistas, funcionarios, periodistas… todos podemos ser violadores.
¿Quieren encontrar al culpable de la muerte de Laura Jennifer, joven de 13 años, estudiante de secundaria? Es fácil, la familia del homicida/s lo/s pueden entregar.
Es cierto, lo olvidé… es la familia el principal cómplice de un delincuente.
En la familia se esconde el ladrón, el narcotraficante, el violador, el homicida, el fraudulento, el corrupto.
La familia jamás denunciará al padre, madre, hijo, esposa, marido, abuelo o lo que quiera por dos motivos:
Confunde el amor por el ser querido con ceguera o sencillamente es beneficiaria de los bienes, fortunas, dinero, riquezas o poder que su delincuente pariente obtiene a través del dolor de otros.
Laura… ojalá haya justicia para ti… para tu familia…
Mientras, nadie, ningún padre de familia, debe estar tranquilo, y no por sembrar psicosis, pero creo que ciudadano que se preste de serlo no puede estar en paz sabiendo que los homicidas de Laura siguen libres…
*Miedo*
Me llega un mensaje de una joven que estudia fuera de Ciudad Isla. “Toda mi familia vive ahí… por las cosas que están pasando nos han prohibido regresar como solíamos hacerlo cada fin de semana. Dicen que es mentira que sólo sean ocho mujeres las desaparecidas, nos dicen que a diario se desaparecen 1 ó 2 mujeres, que incluso hubo una que la sacaron de su casa y que aún no aparece, así como dos jovencitas de la secundaria. La situación es muy alarmante, y no es posible que las autoridades no puedan hacer algo si Isla en un pueblo pequeño, todos nos conocemos… ¡por favor! ¡deben de hacer algo ya que cada día muere una mujer inocente!”
Es miedo y con el miedo llegan más elementos como la psicosis.
Isla es una ciudad de paso para indocumentados. Pueden suscitarse problemas muy graves por el miedo que a veces nos vuelve irracional.
Es cierto, los ciudadanos somos los primeros que debemos preservarnos seguridad para, entonces, acudir a las autoridades y que ellas actúen.
Sólo que hay un problema…
¿Cuántos asesinos están libres por tener dinero, influencias o poder?
¿Cuántos violadores claman al viento que la Ley no les hará porque tienen fuero, dinero o poder?
¿Cuántas veces mejor nos callamos por temor a que alguien (la misma policía) nos delate?
¿Cuántas veces no es de nuestras mismas autoridades (desde policías, funcionarios, representantes populares) de quienes tenemos que cuidarnos antes que de los delincuentes?
Hay una división entre sociedad y autoridad, que sólo con resultados como los tres descritos antes, desde Tempoal pasando por Xalapa y llegando a Isla, posiblemente se acorte… se acorte, no se una.

e-mail: dor00@hotmail.com

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