lunes, 18 de enero de 2010

Del Olmo se debe ir

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Joaquín del Olmo debe hacerse a un lado y dejar que otras personas tomen las riendas de los Tiburones Rojos.
Y no lo digo yo, ni la prensa, ni los medios de los que él se ha quejado en otros tiempos. Lo dice la gente, ese público que debe de pagar, por lo menos, 100 pesos para irse a la zona más incómoda de “El Pirata” de La Fuente.
La afición se ha volcado en diferentes espacios públicos para expresarse, reclamar lo que para ellos es justo. Que el presidente de los escualos, Raúl Quintana, se deshaga del elemento que ha dejado de funcionar, no de ahora, sino desde hace varios meses.
Es cierto, llegó a ser sublíder en algún momento del torneo pasado y también se metió a semifinales; esos son los argumentos que regularmente saca el entrenador. Las estadísticas son frías. Los números le dan la razón. Pero hay modos en hacer lo que consiguió.
Que no se le olvide que varios resultados los sacó de última hora y con una calidad muy pobre en el terreno de juego. De hecho, el nivel de los jarochos sigue similar o peor, pero ahora le tocó enfrentar dos pruebas muy difíciles, que exhibieron no sólo que no hubo muchos partidos de preparación, sino que demostraron que a “El Jaibo” eso de los sistemas nada más no se le da.
Y aunque diga que trabaja con todos sus jugadores para considerarlos titulares, siempre se me ha considerado una burla que ponga unos titulares en el interescuadras y al final pone a otros; o sea, piensa que hay espías en todos lados y por eso quiere hacer sus “sorpresas”; ¡por favor! Al final el que sale con el asombro es él y la afición.
Las voces ya son demasiadas, inclusive han llegado a las oficinas de Gobierno del Estado; ahora habrá que esperar qué resoluciones serias se tomarán, porque es una realidad que si se golea a Leones Negros el próximo sábado, sería un espejismo al enfrentar a un rival que no tiene suficientes argumentos en la Liga de Ascenso; y si los felinos dan el campazo y ganan, no habría ni preguntar la determinación de la directiva, o por lo menos ésa sería la lógica.

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