domingo, 7 de febrero de 2010

¿Otro mundo es posible?

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Al menos que no se tenga los pies en la tierra, resulta casi imposible creer en la posibilidad de una Tierra Prometida, de una vida eterna en el paraíso, el cielo, la gloria o como se llame esa cosa. Vida después de la muerte, qué caray, vayamos si de salir de esta podredumbre se trata. Pero no es tan fácil el asunto, de utopías vivimos y seguiremos viviendo. Las religiones nos han ofrecido y ofrecen mundos posibles; la idea del progreso –que aún subsiste-, de siglos pasados, se asentó en una utopía, aquella que creó la Revolución Francesa, un mundo nuevo con los conceptos de felicidad, fraternidad, igualdad y libertad. Ajá, sabemos la historia. Hubo otras utopías, como las del Renacimiento, el descubrimiento de América, el socialismo y el comunismo.
Para bien o para mal, las ideas utópicas han hecho lo suyo; claro, de otra manera hoy no seríamos lo que somos, porque como afirmó Manuel Durán, “la elaboración de una utopía suele basarse en una actitud crítica frente al presente histórico en que vivimos. Algo grande se ha perdido y debe ser restaurado”. Ahí está nuestra Independencia; ahí está nuestra Revolución… Y ahora, en estos tiempos en que casi todo se está perdiendo, se perdió o estamos perdidos, jodidos, vaya, ¿no es necesario ya fundar una utopía, criticar a nuestra sociedad y sobrepasarla?
Las utopías, comentó Durán, son una respuesta a defectos y carencias de la sociedad y un reto para superar estos defectos, porque sin ellas trataremos de evadirnos de nuestros problemas mediante conductas poco saludables, como el uso, consumo y abuso de drogas con sus consecuencias violentas y mortales que ya conocemos.
Es preciso evitar esas otras “utopías negativas” –caricaturas distorsionadas y siniestras de las utopías positivas-, como las que se describen en “La máquina del tiempo”, de H. G. Wells; “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley; “1984”, de George Orwell, o la película “Metrópolis”, de Fritz Lang. Vaya, esperanzas de por medio, nunca aquel mundo de la novela de Paul Auster, “El país de las últimas cosas”, donde la descomposición y la miseria total son protagonistas. ¿Acaso estamos en el umbral de este sí mundo posible? Pos quizás, o al menos en México nos falta poquito, porque a según la ONU, en México hay 54 municipios que tienen un Índice de Desarrollo Humano (IDH) similar o inferior a Haití y cerca de la mitad se encuentra en Oaxaca. ¡Y Veracruz no se queda atrás, faltaba más, faltaba menos! ¡Pos ora! Nuestro lindo Estado concentra 7 municipios (Filomeno Mata, Ilamatlán, Atlahuilco, Alpatláhuac, Texcatepec, Astacinga y Mixtla de Altamirano) en este indicador que dimensiona a nivel internacional la miseria de los países y sus municipios, obtenido de sumar esperanza de vida, alfabetismo y PIB per cápita. (Reforma/1 de febrero/2010).
El pasado 27 de enero, se realizó el X Foro Social Mundial, cuyo slogan ha sido y es “Otro mundo posible”. Sí, es urgente una utopía más, para “cambiar nuestras sociedades y nuestras vidas, iluminando el camino hacia un mundo mejor”, dijera Manuel Dirán. Pero como siempre, carajos, nos falta mucho por hacer, ¿o no mis distinguidos políticos y autoridades?

Los días y los temas

“No hay libertad sin prensa libre”, expresó un personaje de la serie televisiva “La Ley y el Orden”. Y Hugo Gutiérrez Vega señaló que una prensa libre y dispuesta a cumplir su vocación crítica “es absolutamente indispensable para la salud social y para garantizar el libre juego democrático. Su ausencia favorecería el retorno a la barbarie, la instauración de la ley de la selva, la consolidación del autoritarismo, el retroceso de la civilización”. Pos sí, el que tenga oídos, oiga.
Hay que repetirlo: “No hay libertad sin prensa libre”. Mi solidaridad con cronicadelpoder.com. Hay que seguir luchando, aunque nos lleven los pingos.

De cinismo y anexas

Tomás Moro dijo: “Tan fácil sería satisfacer las necesidades de vida de todos, si esta sagrada cosa llamada dinero, que se supone inventada para remediarlas, no fuera realmente lo único que lo impide”. ¡Pero cuán fácil lo olvidamos! ¿O nos hacemos penjamos?

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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