lunes, 10 de mayo de 2010

Opinión dividida

Juan Antonio Nemi Dib
Historia de Cosas Pequeñas

Envío mi artículo a un grupo de amigos y lectores que lo reciben con tolerancia. Algunos me hacen amables comentarios que me retroalimentan: acusan recibo, observan errores de juicio, corrigen algún dato, amplían la información, suscriben alguna idea, responden con un mensaje de cortesía o, de plano, cuando las diferencias de criterio no pueden conciliarse, muy democráticamente me envían a freír espárragos. Más de una vez me han hecho darme cuenta de mis yerros y también me han respondido con comentarios que son, por sí mismos, verdaderas tesis dignas de publicación y análisis.
Podría yo estar abusando de la amistad y la paciencia de quienes se sienten comprometidos a responder mis rollos –no sólo a leerlos— pero se trata de un ejercicio estupendo de intercambio posible gracias a la internet, que me da la enorme ventaja de precisar y mejorar mis opiniones, además de saber que alguien hay que habrá leído mis ocurrencias que, aún escritas con el mejor propósito, de otro modo podrían quedar en el limbo y sin destinatario posible. Definitivamente, aunque sea impertinente vale la pena seguir esta práctica.
La semana anterior no fue distinta. Escribí sobre la idea del Gobierno Federal, primero para constituir una única policía nacional y ahora, con matices, eliminando a las policías municipales (a las que se considera incapaces de enfrentar los actuales retos de la seguridad pública) para conservar sólo policías estatales y federales a la altura de la problemática nacional. Esta vez el tema produjo muchos comentarios. Aunque son igualmente interesantes y valiosos, me es imposible citarlos todos, pero aquí hay algunas muestras:
- “Entre los policías existe mucha corrupción, simplemente porque como les pagan poco se corrompen al mejor postor, esencialmente es un asunto de salarios”.
- “¿Y las academias de policía para capacitar desde la tropa hasta los mandos, ya no funcionarán como tales?, ¡qué tiempos aquéllos en los que por la reforma constitucional de 1983 (promovida por el presidente De la Madrid) se consideraba a la policía preventiva como un servicio municipal!”.
- “Considero muy peligroso que la policía quede en un mando único”.
- “Yo creo que sí, es una simple ocurrencia para salir del paso”.
- “Comparto tus sospechas. El problema de fondo es el Estado mexicano, la pérdida de legitimidad… la centralización del poder policial es contraria al pacto federal pero también lo es a toda perspectiva democrática.”
- “Es necesario que se den los recursos que necesitan a las policías municipales, porque la concentración en una sola corporación no va a garantizarnos nada.”
- “El Secretario de Seguridad Pública [Federal] tendría más control sobre todo aquello que quiere controlar”.
- “Las policías municipales carecen de preparación para hacer frente a la delincuencia organizada. Pero podrían hacer frente a otras tareas. Pero sea que se trate de la policía nacional, estatal o municipal son dos los problemas a enfrentar: la corrupción de los cuerpos policíacos, los jueces y los funcionarios y la vieja creencia de que se puede enfrentar cualquier tipo de delincuencia con el ‘modelo 777’ que con el tiempo ha demostrado ser más que una genial parodia: es una realidad cultural que se manifiesta tan pronto se busca hacer un proyecto público en cualquiera de sus manifestaciones.”
- “Realmente no es la solución, sólo quieren distraer al pueblo, pero ya no ven la cara tan fácilmente”.
Y también las fundadas réplicas:
- “Hay que intermunicipalizar varias zonas, porque los polis municipales son cargadores, mensajeros, office boy’s del ayuntamiento, notificadores, inspectores de comercio y protección civil, choferes de la familia del alcalde y algunos otros oficios, además de ver al final del día que las cantinitas cierren a sus horas, levantar borrachitos y dirimir algún pleito familiar, porque si hay malandros, gatillos o mafios, no les van a hacer nada y posiblemente les den el tip de lo que se mueva a su alrededor.”
- “No me cabe duda que la desaparición de los cuerpos municipales de policía es el único camino sensato, para tratar de enmendar las cosas, aunque desde luego no es el único paso. No hay un solo municipio capaz de estructurar una fuerza policial como la que hoy se requiere, para otorgar una eficaz protección ciudadana, corrompidos muchos e intimidados los más; la dispersión de los escasos recursos no hace sino imposibilitar el cumplimiento de la tarea. Quizá 4 o 5 municipios podrían, si hubiera la voluntad política, organizar cuerpos policiales de cierta calidad, pero visto el armamento y la capacidad de agresión de que ha dado muestras el crimen organizado, cualquier otra medida parece insuficiente, pues además de los recursos materiales se requiere coordinación, que realmente no es posible en la práctica. En un estado de cosas ‘normal’ en el que hubiera un cuerpo de policía nacional seguro y confiable, al estilo de los carabineros chilenos o la guardia civil española, con funciones diferenciadas, en la que los municipales atendieran la delincuencia ‘menor’, no sería necesario esto, pero como están las cosas, todas, todas las corporaciones municipales sirven de ‘tapadera’, bien sea por colusión o por miedo. Traer a la discusión un concepto de la autonomía municipal, que se me antoja decimonónico, hace que se sigan retrasando los pasos esenciales para una lucha a la que lo que le ha faltado es inteligencia.”

antonionemi@gmail.com

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