viernes, 4 de junio de 2010

Corrupta, ladrona y prostituta

Salvador Muñoz
Los Políticos

Fui criado entre tías, primas, hermanas y una madre.
Sí, fui criado y “criado”.
Criado entre mujeres porque en la casa del abuelo había cerca de trece mujeres que me educaron como bien creyeron.
“Criado” entre mujeres porque todas me mandaban que por cigarros, que por verduras, que por revistas… aún recuerdo la vez que me mandaron por toallas femeninas y el de la farmacia (antes sólo se vendían en farmacias) me dijo que si envolvía el paquete en papel periódico. Le dije que no, con la inocencia de mis siete u ocho años. ¡Y ahí me tiene feliz! corriendo por las calles de Orizaba aventando para arriba el paquete de toallas femeninas mientras la gente me observaba.
Para mis adentros, yo pensaba que estaban sorprendidos por mi habilidad de aventar y cachar toallas femeninas: “¡Miren a ese niño! ¡Es fabuloso!”
Llegando a la casa, mi prima me dijo:¿Así traes esto?... ¡Sí! ¿Por qué?
Y es que hace años había ciertos temas, palabras que eran tabúes como la misma menstruación, masturbación o “Apando”, como la película, que no podía pronunciar porque la consideraban una grosería.
En fin…
Mi relación con las mujeres, a excepción de mi ex (jejejeje) creo que ha sido maravillosa… me perdonarán los caballeros y mis amigos, pero hablar con una dama es tener contacto con las fibras más íntimas, más sensibles y profundas de un ser humano.
Y si a eso se le agrega que a mi esposa le gusta el futbol y tiene mejor conocimiento en estadísticas que quien escribe ¡muéranse de envidia, pamboleros! (Bueno… ese será tema de otra columna).
Claro, en la viña del señor hay de todo… como lo que ahora les paso a contar:
Hace como diez años, mientras entrevistaba a una funcionaria alemanista, me llamó la atención una foto colgada, casi en la entrada de su oficina.
Era una muchacha, con uniforme de volibol o básquet. No pasaría de 18 años la joven que exhibía un cuerpo frondoso, de curvas lindas y cara angelical.
Le pregunté a la funcionaria quién era la linda muchacha y la respuesta me sorprendió: ¡Soy yo!
Dicha dama tenía a su cargo una oficina encargada de la atención a las mujeres, que, curiosamente, habría de ocupar Carolina Gudiño Corro.
Cada semana acudía a entrevistarla porque había historias increíbles que contar, casos de mujeres que estremecían y… en fin… ella las ayudaba.
Hoy, sus palabras me sorprenden: “No cabe duda que para estar dentro del partido tienes que tener tres atributos: ser corrupta, ladrona y prostituta”.
Por cualquier lado que se le vea a la expresión, es desatinada.
Ofende a todas las priistas… ¡a todas! Desde la más joven a la más vieja.
Ofende a un partido que si bien, no es lo mejor que puede haber, es (era) su (y mi) partido.
Pero en el peor de los casos, sin querer, se ofende a sí misma.
Entiendo que Maricela Cienfuegos estaba encabronada.
A veces, cuando nos enojamos, decimos palabras que tienen un objetivo: lastimar.
Uno puede lastimar con mentiras y con verdades pero al final, cuando el coraje ha pasado, viene el arrepentimiento.
La Maricela que conocí era otra. Defendía a las mujeres, no las atacaba. Porque fuera de camisas, de siglas e ideologías, son eso: Mujeres.
Que las mujeres bonitas y de cuerpo escultural tienen un trato distinto a diferencia de quienes no tienen esos atributos (pasando incluso sobre hombres), no es de ahora… es de siempre.
Y como lo dije líneas arriba: de todo hay en la viña del Señor (y no Fidel)… no dudo que haya mujeres corruptas, ladronas y prostitutas, pero no te puedes tardar 40 años en darte cuenta.
Ojalá regrese Maricela, no al PRI, sino al trato respetuoso a todas las mujeres, a todas las priistas.

e-mail: dor00@hotmail.com

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