viernes, 18 de junio de 2010

Tránsito

Salvador Muñoz
Los Políticos

Hace poco, mensajeros de Aduanales se quejaron del atraco en su contra cometido por agentes de Tránsito porteño, al mando de Francisco Miramón Ramírez.
Hasta antes de la quincena que pasó, había quince denuncias por corrupción, extorsión o similar, hacia elementos de Tránsito, que según el director, eran investigadas por Contraloría municipal.
Es más… los agentes de Tránsito del puerto jarocho no es la primera vez que son puestos en la antesala de Sospechosos Comunes.
Baste recordar el caso de Francisco Serrano Aramoni y todo el asunto que desató el arraigo de muchos “tamarindos”.
A ello agregar que durante un evento organizado por Turismo estatal, los visitantes se quejaron ante Angel Alvaro Peña por el “asalto en poblado” que sufrieron por parte de la gente de Miramón.
Y siempre, el director de Tránsito entra a la defensa de sus muchachitos… si hay un responsable, es el ciudadano por ofrecer “mordida”… dice.
Pero lo que a continuación platico, deja más dudas en torno al trabajo de los agentes de Tránsito, de su director ¡y lo peor! del jefe de ellos: El alcalde de Veracruz, Jon Rementería.
Me platica un amigo que tuvo que acudir al puerto jarocho por cuestiones familiares lo que le ocurrió con un agente de Tránsito.
Dice que por la Comercial Mexicana de la avenida Cuauhtémoc, al incorporarse a la rúa (con la luz en verde), hizo lo mismo una camioneta pero por el carril de en medio.
Entonces un cumplido agente de Tránsito no detuvo a la camioneta, detuvo a mi amigo…
–¿Qué sucedió oficial?
–Se pasó el rojo…
–No señor, lo pasé en verde…
–Vi que se pasó el rojo…
Irritado, mi amigo inquirió:
–¿Tiene pruebas?
–¡Soy autoridad!
La discusión entonces se transfirió a la petición de documentos a lo que mi amigo accedió.
Estaba en la revisión el agente de Tránsito porteño cuando una motocicleta, de ésas que por lo regular utilizan los repartidores de periódicos, se paró a su lado.
Un joven en bermudas se dirigió hacia el agente de Tránsito y le dijo:
–¡Ya déjalo ir!
La respuesta del agente de Tránsito fue en acción. Le entregó a mi amigo sus documentos, le dio la espalda y casi se le cuadra al joven de bermudas que comentó al conductor:
–Puede irse…
–Gracias…
Arrancó mi amigo ante la pasividad y obediencia del “cumplido” agente de Tránsito al joven de bermudas quien arrancó y siguió al conductor discretamente hasta que vio que tomaba el puente. Por el retrovisor, mi amigo vio al motociclista tomar otro rumbo.
¿Cómo un joven puede tomar decisiones sobre un agente de Tránsito? ¿por qué se le “cuadró” el “tamarindo” al joven? ¿qué mafias están controlando realmente a los encargados de la vialidad porteña? ¿Lo sabe Miramón? O tantito peor: ¿Lo sabe Jon?
La respuesta a la pregunta final de estas interrogantes tiene un mismo sentido:
Si no lo sabe Jon, ¡preocupa!... si lo sabe Jon, ¡preocupa!
¿En manos de quién está realmente el Puerto?

e-mail: dor00@hotmail.com

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