Una oportunidad de trabajo

Salvador Muñoz
Los Políticos

Tenía la percepción de que las campañas de los candidatos eran un despilfarro de dinero…
Jorge, un joven de 22 años, vecino de Tepetlán, pueblito cerca de Naolinco, ciudad que se caracteriza por sus buenos, bonitos y baratos zapatos, me dice que no todo es despilfarro.
El sábado tocó a mi puerta. Camisa azul rey, con los logos del PAN, me pedía cinco minutos de mi tiempo.
Bueno, si le abro la puerta a los Testigos de Jehová y doy oportunidad de que cumplan con su misión, dije, ¿por qué no a un joven panista?
–Pasa…
Y no quería pasar… le insistimos y pasó.
–Siéntate…
Se sentaba pero en cuanto empezaba a hablar se levantaba por inercia. Tenía entusiasmo.
Entró y me empezó a platicar de las un mil maravillas que significa Fernando Pérez Vignola, candidato del PAN por la alcaldía de Xalapa. Me dijo lo que era y la cantidad de hijos que tenía, que era un hombre noble y bueno, etcétera…
Colador, campesino y una serie de actividades, el joven Jorge presumió que era un hombre trabajador y que vino a Xalapa a buscar trabajo y acudió, confiesa, al PRI, donde sencillamente le dijeron que NO.
Entonces se encontró con Fernando Pérez Vignola ¡y la hizo!
No gana mucho, pero ayuda pues tiene una hija de ocho meses.
Para confirmar su trabajo como promotor, me pidió que escribiera mis datos en una hoja… “te los digo”, pero insistió en que yo lo hiciera de mi puño y letra para que sus empleadores vieran que en efecto, había cumplido su trabajo…
Total que puse mi nombre, mi dirección y en un apartado donde decía IFE puse los datos que aparecen detrás de mi credencial… ¡para qué! Jorge que me explica que esos datos nunca los dé porque se pueden mal emplear. Volteó mi credencial por el frente y me dijo que eran los que aparecían allí.
Entonces voltee los papeles… y le pregunté por quién iba a votar… ¡Por el PAN! Respondió ¿por qué? Porque daban los programas como el de Oportunidades y una serie más que me sorprendió.
Además, dijo que Yunes era buena persona…
“Lo he tratado poco”, le dije ante la mirada de mi esposa a la que respondí igual con otra mirada: el joven tenía un credo y no iba a disputar con él sus creencias.
Llamamos entonces a Griselda, su compañera promotora, para convidarles un vaso con agua de jamaica y un sándwich.
Jorge se entusiasmó entonces por la hospitalidad de mi mujer y preguntó: ¿No quieren una lona? ¡Traemos una lona!
Agradecidos, dije que no…
¿Por qué? Me preguntó Jorge.
¡Somos priistas!
Abrió sus ojos y no podía creerlo así que le aclaré: “Bueno, pero el hecho de que seamos priistas no quiere decir que no recibamos a panistas”.
Envolvió en una servilleta su sándwich, apresuró su agua mientras Griselda comía su emparedado y tomaba la jamaica.
Me dijo Jorge que tenían que seguir su trabajo, pues empezaban desde las nueve de la mañana y terminaban a las seis. Así que tenían que seguir promoviendo al señor Pérez Vignola. Entonces le atajé su plática para preguntarle una cosa: ¡Pero tú no votas aquí! ¿cómo sabes que es bueno? Y me respondió: Porque me dio trabajo.
Me calló y se despidió agradecido con una familia priista por la hospitalidad recibida, pero sin duda alguna, más agradecido con quien le dio una oportunidad de trabajo.

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