jueves, 1 de julio de 2010

De santo a demonio

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Qué volátiles pueden llegar a ser los aficionados pamboleros. Al grado que nada les da felicidad, obvio, que su equipo llegue a ser campeón de algo o que la libre del descenso.
Hace poco más de seis meses, la fanaticada jarocha se revolucionó al enterarse que Cuauhtémoc Blanco volvería a enfundarse en la playera de los Tiburones Rojos. Era casi tener a un equipo invencible, según ellos.
Qué madres importaba que el técnico no tuviera la experiencia para dirigirlo, o que alrededor del “Temo” estuvieran puros cartuchos quemados en un circuito de pica piedras como es la Liga de Ascenso, ajeno al estilo del ahora ex seleccionado nacional.
Pocos se daban cuenta de eso y cuando la realidad golpeó de frente al equipo la catástrofe se sintió fuerte en el puerto.
Hoy leía los comentarios que le dejaron a mi compañero Sergio Sánchez, en torno a la nota que publicó donde Blanco anunció que se iba de vacaciones y con todo en calma en cuanto a su futuro y que ya su agente estaba en proceso de arreglar la situación, porque no sólo los Tiburones lo quieren de vuelta por un año más, sino que América y Tigres también pujan por él.
Bueno, qué les puedo decir, los lectores casi crucifican al pobre “jorobadito”. No lo quieren de vuelta. Prácticamente lo tacharon de mercenario y de incapaz de jugar ya a un nivel competitivo, aunque fuera en la Liga de Ascenso.
Algunos otros preferían que el casaca 10 emigrara al América otra vez o de plano a Tigres.
¿Acaso no fue esta misma gente, la veracruzana, la que casi le puso un altar cuando regreso? La misma afición que clamaba a grito vivo al gobernador que hiciera lo posible por traerlo.
Se dice que el cliente siempre tiene la razón, pero no se puede ser tan ignorante, como para no darse cuenta que no es el mismo “Cuau” de otros años, pero que además fue de los pocos que se rompieron la cara por el equipo en una campaña desastrosa, donde se armó un equipo infame, y que el ex mundialista no lo iba a levantar dolo.
¿Mercenario? Pues claro, de qué vive. Insisto, no hay que sacar el cobre ni poner las tripas en la mesa para juzgar que alguien se quede o se vaya. Tan fácil, díganme qué deportista profesional no prefiere la lana a defender sus colores.
Ahí están los de la Selección Mexicana de baloncesto, estoy de acuerdo que la organización no existe, pero hay otros que anteponen sus cuestiones económicas, porque les vale un reverendo pepino representar al país en eventos internacionales.
Y espérenme tantito, que los llamados amateurs también tienen lo suyo, porque los hay de que si no se les ponen guapos con una jugosa beca tampoco se la rifan.
Habrá alguno de los profesionales o no profesionales que sí crean en México antes que en si tal o cual patrocinador los jala, o si tendrán bonos, o si alguien en el extranjero los jala para llevárselos, pero a la gran mayoría no le interesa eso.
Eso del México del Sí Se Pudo, es una de las tantas frasecillas que la televisión nos quiere inculcar, pero no sale de ahí, ¿o a poco “El Vasco” la hizo de a gratis? No sé, por eso pregunto.
No defiendo a Cuauhtémoc, de hecho ni me va, ni me viene si regresa al Veracruz, pero lo que no es posible es que los mismos que se le hincaron hace apenas un semestre, hoy le peguen con un tubo por la cabeza.
Hasta la vista

fhernandez1980@gmail.com

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