jueves, 15 de julio de 2010

Fernando

Salvador Muñoz
Los Políticos

Tres cuentos…
(1)
Fernando salió de su casa sin avisar ni decir nada.
La mujer pensó: “Va a trabajar”. Los hijos pensaron lo mismo.
Al caer la noche Fernando no regresó.
La mujer pensó: “Tiene mucho trabajo”. Los hijos pensaron lo mismo.
Al cabo de dos días sin que se presentara a casa Fernando, hubo preocupación:
La mujer pensó: “Algo le pasó”. Los hijos pensaron lo mismo.
Entonces los familiares de Fernando se apostaron en la casa esperando una llamada al teléfono…
La mujer pensó: “Está secuestrado”. Los hijos y familiares pensaron lo mismo.
Sin embargo, el teléfono nunca sonó.
La mujer pensó: “Ya lo mataron”. Los hijos y familiares pensaron lo mismo.
El dolor se concentró en ella, en los hijos y en la casa que se vistió de luto…
La mujer pensó: “Nunca regresará”. Los hijos pensaron lo mismo.
Y los días transcurrieron hasta que en uno de ellos, Fernando tocó a la puerta y cuando la mujer abrió, sus ojos se abrieron más que la puerta, jaló aire y llamó a los hijos que cuando acudieron, igual, tenían los ojos tan abiertos como puerta de par en par.
La mujer dijo: “Regresaste”. Los hijos dijeron lo mismo.
Se abrazaron, lloraron la mujer y los niños pero Fernando permanecía inexpresivo. Una vez que pasó la emoción y pudo comprobar que la salud del hombre estaba perfecta, volvió la mujer a la realidad:
¿Dónde estabas? ¿Por qué no hablabas? ¿Qué hiciste?
La respuesta de Fernando fue lapidaria:
No tengo por qué darte explicaciones ni a ti ni a nadie.
La mujer pensó: “Regresó mi Fernando”. Los hijos pensaron lo mismo.

(2)
Fernando había muerto. Llevaba un mes de su fallecimiento y todos lo lloraban.
Entonces pasó Jesús y su familia le dijo: “Señor, Fernando está muerto”.
Jesús respondió: “No es cierto, acudan a donde está él y verán que está vivo”.
La familia corrió, abrió la catacumba y ahí estaba Fernando cubierto en sábanas blancas. No se contuvieron. Lo abrazaron. Lo besaron y llevaron a casa.
Sí, tenía cierto olor desagradable. Sus carnes a veces se desprendían y ya estaban al acecho, por donde quiera que caminaba, los perros que esperaban robarse el bocado putrefacto que dejaba caer Fernando.
Sí, la familia estaba feliz de tenerlo de vuelta, pero su alegría empezó a volverse consternación.
Fernando se pasaba horas y horas viendo al vacío. Mismo vacío que había en sus pupilas sin brillo, sin chispa, sin nada.
Deambulaba por el patio, por la casa, por la calle. Y las personas que antes se alegraban de verle hoy le corrían… menos los perros, que trataban de coger cuanta parte de sí se desprendía…
Armándose de valor, una noche, se acercó su mujer y le preguntó:
Fernando, en todo este mes, ¿dónde estuviste, qué hiciste, qué viste?
Y él volvió su mirada sin brillo, sin chispa, vacía hacia su mujer y abrió la boca para no volver a hacerlo jamás:
–No tengo por qué darte explicaciones.
Entonces la oscuridad se hizo más intensa que los 30 días que su familia pasó sin él.

(3)
El presidente de la Junta de Coordinación Política se molestó con los reporteros que le cuestionaron las razones por las cuales no hubo sesión en el Congreso local durante un mes completo.
–La explicación formal del ausentismo legislativo por más de un mes– se le cuestionaba a Fernando González Arroyo.
–No tengo porqué darle explicaciones a usted, reviró.
–A mí no, ¿pero al pueblo, a los veracruzanos sí?
–Tampoco… (Fragmento tomado de AVC Noticias)

PVEM… ¿Demasiado “Verde”?

Aquí no se trata de cantarle las “Golondrinas”, sino a ritmo de tambora, meterle el “Tucanazo” al dirigente del PVEM estatal, quien dejará de sangrar a los contribuyentes durante buen rato.
Como se sabe, el Verde no alcanzó el mínimo requerido por la ley para seguir con sus prerrogativas otorgadas por el IEV, que es de dos por ciento
Esto además, es un Vermox o Piperahuí electoral para la legislatura pues Lalito Aubry pierde el derecho a una “Pluri”.
Los demás “verdes” culpan directamente al joven, tanto por su experiencia clorada (demasiado “verde”) e inexistente trabajo de operación electoral, sin contar la ausencia en comités distritales y municipales del partido, y sobre todo, la “ninguneada” a los principales actores y líderes morales del PVEM en todo el estado de Veracruz, que creen en los estatutos del partido ¡y no son juniors! El distanciamiento es evidente.
Sus compañeros “verdes” y “rojos” le criticaron su protagonismo, pues a producto de tortuga, se colaba en todos los eventos donde aparecía Duarte, no obstante las molestias que su actitud ocasionaba.
El precio fue caro: No hay votos, no hay calor. Anda tras Javier tratando de enmendar las cosas, pero recibe una sopa de su propio chocolate: Distanciamiento. O como dijeran los románticos: Que te quise, es verdad… que ya no te quiero, también es verdad.
Y ni para dónde moverse. En afán de quedar bien con Duarte, Aubry se peleó con todos y con los principales: Jorge Carvallo y Carolina Gudiño Corro.
Recuerden que Eduardo quiso imponer candidatos a regidores de varias planillas pero sus recomendados no cumplían los requisitos que establece la ley electoral. Su tozudez fue tal que fueron incluidos algunos como abanderados a los que el PAN ya echó ojo y habrá de llevarlos ante el Tribunal para echarlos abajo.
¿Ejemplos? Diego Cobo Terraza, candidato a regidor por el Puerto de Veracruz, quien por encabezar la lista de aspirantes, casi tiene en la bolsa el cargo edilicio. “Casi” porque este personaje no es oriundo del municipio de Veracruz sino de otra entidad federativa. Cobo Terraza consiguió de última hora empadronarse en estas tierras jarochas, para cumplir con la normatividad. No obstante, no tendría los años de residencia mínima para desempeñar esa función…
Si el PVEM perdió es porque su dirigente estaba demasiado “Verde”…

e-mail: dor00@hotmail.com

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