martes, 24 de agosto de 2010

Asistentes de cuento

Salvador Muñoz
Los Políticos

En un afán por no herir susceptibilidades, hay palabras que van cayendo en el desuso como criado, sirvienta o fámula, esta última palabra que María Victoria (La criada bien criada) convirtió en “fámulla”.
Ahora ya son empleados domésticos.
Quizá haya oído a personas que se quejan de lo difícil que resulta encontrar a una o un empleado doméstico eficiente porque ya piden sábados y domingos para descansar, televisión en su cuarto, con sistema de cable por supuesto, un horario para atender, ¡y hasta Infonavit!
¡Ya no son como antes!
Se tomaron muy en serio eso de que “son como de la familia”, se quejan los ricachones…
Claro, porque en la mía, soy jardinero, lavatrastos, lavacarros, pasea-perros, barrendero, ¡y muy recogedor!, dijera el Gober.
En términos políticos, si hay algo más parecido a un empleado doméstico es la secretaria, ayudante o asistente, sin afán de ofender. Son empleos dignos aunque a veces los indignos sean los jefes.
Cualquiera de los tres citados es una agenda bípeda, un chofer de 24 horas, enfermero, fotógrafo, jefe de prensa, asesor de imagen, guarura (que no “guachoma”, aunque hay casos) consejero matrimonial, ¡o doctor corazón!
En política usted los puede identificar porque siempre andan detrás del funcionario con celular en mano, libreta y una maleta… por eso despectivamente a veces les llama carga-maletas.
Vaya, incluso citan a Javier Duarte, Alberto Silva y Manzur en ese tono despectivo, pero, insisto, ningún trabajo (honrado) es causa de desprecio.
En sí, entonces, ser asistente, cargar la maleta, estar al tanto del jefecito chulo, no es malo.
Si no que lo diga quien fuera la guapa asistente de Marcos Theurel, Lupita Félix Porras, quien este 3 de septiembre habrá de contraer nupcias con el presidente municipal electo de Coatzacoalcos… ¡Felicidades!
Lo que es malo es no ser un buen asistente. Vea si no.
La madrastra de Blanca Nieves tuvo al final que hacer las cosas ella misma, pues el pinche criado que mandó a que le arrancara el corazón a su hijastra no pudo hacerlo.
Otelo fue víctima de la insidia de su fiel Yago y mató a su bella Desdémona.
Igor, el sirviente del conde Pátula, desobedece la dieta rigurosa de su amo y pretende que consuma sangre y abandone el ser vegetariano.
Hay quienes se pasan de buenos, como Alfred Pennyworth, un inglés que tuvo la tutela de Bruce Wayne. Creo que ahí se da un fuerte maltrato al sirviente, pues además de hacerse cargo de la mansión, Alfred también cuidaba la baticueva, a pesar de su edad.
Pero si hay alguien que superó a Alfred sin lugar a dudas es el que estuvo al lado de Phileas Fogg, quien debe ser la envidia de cualquier político o famoso de los espectáculos.
Sencillamente el señor Fogg no tenía problemas con nada porque siempre, a su lado, tenía a alguien que le resolviera el inconveniente que fuera.
Y contradiciendo la regla del rigor inglés, este ayudante del señor Fogg era francés: Jean Passpartout (Paspartú) que si se traduce a un simple español vendría a ser “Juan sirve-para-todo”.
De esos asistentes, ya no hay.
Si no que lo diga la actriz Gabriela Spanic, cuya asistente la quiso envenenar con sulfuro de amonio… se lo suministraba en la comida.
O Selena, cuya asistente Yolanda Saldívar le suministró plomo.
El caso más fresco es el de José Alberto Rodríguez Rodríguez, policía asignado al domicilio del edil de Nuevo León, Edelmiro Cavazos, levantado y muerto por sus plagiarios en lo que parece, estuvo involucrado el vigilante.
Bueno, pero no todos los casos de asistentes son tan terribles en nuestra era moderna…
Ahí tiene el caso de Daniel Ducruet, quien durante un año hizo realidad el cuento de La Cenicienta en su versión masculina. Era guardaespaldas de la Princesa de Mónaco, Estefanía. La embarazó, se casaron y al año se divorciaron después de que lo cacharan teniendo relaciones con una jovencita.
En fin… el ser empleado doméstico, asistente, guardaespaldas o cualquier otra palabra en desuso por creer que suene peyorativa es una labor que dignifica como cualquier otro trabajo honrado, donde las historias más increíbles pueden surgir, como la boda de Theurel con su ex asistente o como la de ese muchacho flaco que hace casi 20 años cargaba maletas y hoy será el gobernador.
¡Y colorín colorado!

dor00@hotmail.com

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