martes, 10 de agosto de 2010

Cabeza de Lata I, su majestad

Salvador Muñoz
Los Políticos

El PRI tiene un disfraz de democrático. Juega a la democracia. Hasta se la creen.
De Carvallo a Tonicho uno trata de entender la media que hay entre los dos y es imposible hacerlo.
Jorge, un dirigente “hechizo”. A diferencia de su antecesor, nunca ocupó ni ha ocupado un cargo de representación popular.
Tonicho, a diferencia de su antecesor, tiene años de militancia aunque, si no mal recuerdo, el único cargo que ha tenido fue de representación proporcional…, diputado federal pluri.
Ambos llegaron sin liderazgo, aunque a diferencia de Tonicho, es innegable en Carvallo su carisma, su sonrisa de “agarra-pendejos” y su inteligencia hoy superada por los resultados electorales que le anteceden a unos meses de ocupar un curul en el Congreso local. Pudo ser un gran líder de no ser por su supeditación a otro liderazgo: era pieza de Fidel Herrera, se movía a la voz de Fidel Herrera y ahí se perdió la oportunidad de crecer como un Jefe, un Cabeza de manada, un Guía.
Tonicho al contrario. Si bien goza de experiencia propia que debe dar la edad, no brilla así se lustre. Carece de fuerza. No proyecta energía y si fue electo presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, es bajo la misma circunstancia porque lo fue Carvallo: una imposición.
Jorge Alejandro Carvallo bien podría significar el último dirigente fidelista en el PRI. Por ahí pasó Ricardo Landa, que si bien es una gran persona, de nobles sentimientos, careció de la fuerza que sólo un dirigente (sin ser fidelista) ha demostrado tener: José Yunes Zorrilla.
Tonicho dista de ser un dirigente fidelista en el PRI. Su relación la estrechan más con Beatriz Paredes, la dirigente nacional.
El papel de Ranulfo al frente del PRI en el periodo en que esté al frente, será sencillo: él, un hombre sin imán, sin carisma, sin presencia y sobre todo sin liderazgo, deberá unir al priismo que fue dividido por el fidelismo…
El asunto será si habrá de unir a ese priismo en función del 2012 a favor del fidelismo o de Enrique Peña Nieto (conste que no puse “en contra”), de acuerdo a las indicaciones que le dé su amiga que, ante la oportunidad que le da al frente del CDE del PRI, se vuelve su jefa, su patrona.
Por eso, si hay algo en que se asemeje Tonicho de su antecesor Carvallo, es la sumisión al patrón al que están sujetos la mayoría de los priistas aún en este momento… Bueno, casi todos.
Sólo así se entendería por qué, a la hora de votar por Cabeza de Lata, Tonicho o Ranulfo Márquez, un dedo no se levantó para apoyar a la asamblea, al Consejo, ahora sí, al dedazo.
Inocencio Yáñez Vicencio no apoyó esa propuesta, en un acto de congruencia política, donde los hipócritas callan, aplauden y alaban a su nuevo monarca. Un dedo en el desierto de la borregada se mantuvo abajo, quieto, en clara alusión de que el PRI no necesita de más dirigencias “hechizas”.
Lamentablemente para Tonicho, el presidente de la Fundación Colosio termina su gestión este octubre por lo que, si quisiera escuchar a una voz que no lo adule al interior del partido, difícilmente la habrá de hallar. Al contrario, quien llegue, es seguro que se una a la horda de lamesuelas en que se ha convertido el PRI durante este sexenio, donde muchos ya rezan el adagio francés de Sillery, al deceso de Enrique IV cuando la reina le dijo: “¡el rey ha muerto!” y su respuesta fue: “os engañáis, señora. En Francia, jamás muere el rey”…
Lástima que en el PRI y en el Gobierno, se entienda al “Rey” como a la persona y jamás como a la institución.
Bienvenido Cabeza de Lata I, su majestad tricolor.

e-mail: dor00@hotmail.com

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