Elízabeth y el diezmo

Enrique Yasser Pompeyo-Díaz
Mesa de Redacción


La petición de la Iniciativa Privada a la nueva administración municipal de eliminar el diezmo, será un gran reto para la alcaldesa electa. Digo que será un gran reto por toda la red de corruptelas y complicidades que impera en nuestra sociedad.
Ellos, los empresarios, piden sensibilidad y valores. Ella, Elízabeth Morales García, seguramente se comprometerá. El problema no será la presidente municipal, pues tendrá toda la intención de cumplirlo.
El problema será toda la gente que se encontrará incrustada en el organigrama, desde las direcciones hasta el auxiliar del auxiliar. Y es que las negociaciones por debajo de la mesa son el pan de cada día en nuestro país.
Los de los dineros piden quitar la mordida que -dicen ellos y les creo- ya aumentó de diez a 20 por ciento o quizá hasta más, para la asignación de obras o compras, lo que afecta severamente la economía de la entidad.
Coparmex-Xalapa ya se pronunció: confía en Elízabeth Morales, como todos -o casi todos- los ciudadanos. Para la Confederación Patronal de la República Mexicana local, las nuevas autoridades municipales tienen la inteligencia y la capacidad para hacer una reestructuración con la finalidad de erradicar la mordida o diezmo. El asunto es claro: cuanto más dinero pueda ahorrar el municipio se generará más obra pública.
Y caemos en el planteamiento inicial, habrá que ver si a la alcaldesa electa le permiten colocar a las personas indicadas en cada una de las direcciones y puestos del ayuntamiento. Si bien tendrá que pagar algunos favores políticos, deberá buscar para los recomendados los puestos afines a sus perfiles, que difícilmente tendrán alguno. El tema del diezmo es tan viejo que será difícil desaparecerlo de la noche a la mañana.
Otro asunto es que los recursos serán menos, por aquello de la deuda que tiene la ciudad con Banobras, y las necesidades cada vez son más.
La petición de la IP es que el gobierno municipal voltee a ver a los empresarios locales, para que el dinero de Xalapa se quede en Xalapa. Si se asignan obras o compras a foráneos, los impuestos se van para otras entidades y limitan a nuestra ciudad en la generación de empleos.

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