lunes, 13 de septiembre de 2010

El uso de la tragedia

Luis Alberto Romero

La noticia, difundida por varios medios impresos y portales de internet, daba cuenta ayer de un fenómeno que se repite cada vez que se registra una tragedia: el uso de los damnificados para sacar provecho político, económico o material de la desgracia.

El coordinador de albergues para damnificados de la cuenca del Papaloapan, Ismael Reyes Lara, alertó sobre la operación de personas que buscan aprovecharse del dolor de miles de veracruzanos, de la tragedia que representaron las inundaciones del sur y de la cuenca, para organizar actividades de supuesto apoyo. Lo que en realidad hacen es defraudar y sorprender a los incautos con ese cuento, porque terminan por robar el producto de lo colectado, que incluye despensas y efectivo.

Reyes Lara dice que esos centros de acopio simulados no son más que un engaño, porque quienes los instalan sólo buscan sacar provecho y robar las donaciones. De igual manera, apunta que a fin de evitar el desvío del apoyo, los veracruzanos que quieran solidarizarse con las zonas afectadas pueden recurrir a los centros de acopio de Gobierno del estado, a Cruz Roja, a la Universidad Veracruzana, o a los sistemas para el Desarrollo Integral de la Familia, organismos que canalizarán todos los apoyos para los damnificados por las inundaciones.

Desafortunadamente, cada vez que se producen desgracias como las que trajeron las inundaciones en el sur y en la cuenca del Papaloapan, nos enteramos de personas que buscan aprovecharse de la tragedia; en unas ocasiones, políticos que se promueven y usan para ello a los damnificados; en otras, comerciantes que realizan un lucro desmedido, desproporcionado; los peores: quienes piden donaciones en dinero o en especie para beneficiarse con ello.

Entre los centros de acopio falsos –que colectan ayuda y no la entregan– y quienes incurren en actos de pillaje en las zonas afectadas, prácticamente no hay diferencia: unos roban los apoyos que deben ser canalizados a quienes lo perdieron todo, y otros saquean lo poco que queda. Los dos son igualmente despreciables.

La emergencia, la etapa en que la prioridad era la integridad física de las personas, ha quedado en el pasado. Ahora se debe evitar saqueos y actos de pillaje, asegurar que los suministros de apoyo para damnificados lleguen de forma constante y suficiente. A la par, la etapa en que la salud pública debe ser punto central de atención y, posteriormente, la recuperación.

Hoy, si bien el nivel del agua ha descendido, la cuenca del Papaloapan continúa inundada y los damnificados, en albergues. Recordamos que casi toda la población fue evacuada, sin embargo, muchos afectados se mantuvieron en la zona por temor a saqueos y a los actos de pillaje. Las afectaciones incluyen a 40 mil viviendas en 79 municipios veracruzanos. Los damnificados se cuentan por miles y se requiere mucho más apoyo que los 100 millones de pesos que liberará el Fonden; se necesita la colaboración y la solidaridad con los veracruzanos en desgracia, quienes requieren desde ropa y agua embotellada, hasta comida enlatada, medicamentos y material de curación.

luisromero85@hotmail.com

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