viernes, 24 de septiembre de 2010

Lo que el viento se llevó

Brenda Caballero
Números Rojos

Una de mis películas favoritas desde pequeña es el clásico Lo que el viento se llevó, basada en la novela del mismo título, de Margaret Mitchell, publicada en 1936; y no porque tuviera interés en la Guerra Civil de los Estados Unidos, más bien mi curiosidad inició por el apodo puesto por mis compañeros de primaria: Scarlett.
Pero no se crea usted que por la belleza de Scarlett O’Hara (ja, mi vanidad no llega a tanto y menos la belleza), más bien era porque tenía muchos amigos con los cuales pasaba mi media hora de recreo. Actualmente mi comparación con el personaje de Scarlett sólo podría resumirlo en el inconformismo, la pasión e idealismo aunado a un poco de actitud cínica.
Estúpido comparativo de la frase “lo que el viento se llevó” con lo que sucede a más de un millón de damnificados en Veracruz por el paso del huracán Karl, pero mi lado romántico de mujer y la denominación en meteorología de los vientos de larga duración como por ejemplo "brisa", "temporal", "tormenta", "huracán" o "tifón" me provoca esa evocación.
Aunque realmente el viento no fue lo que acabó con el patrimonio de los veracruzanos afectados sino el agua, agua de lluvia que bajó de las sierras y desfogue de presas que provocó el crecimiento de ríos, así como la marea provocada por el cambio climático. Mención aparte merecen las autoridades que permiten la construcción de unidades habitacionales como La Floresta con 2,830 viviendas, algunas de ellas valoradas en más de dos millones de pesos y que si son adquiridas por el Gobierno sería alrededor de 100 mil pesos cada una. ¡Por Dios, los damnificados son los habitantes no el Gobierno!
Y es que el pasado jueves un grupo de vecinos publicó en diarios locales una carta enviada al gobernador Fidel Herrera Beltrán en donde rechazan su reubicación, presentando como propuesta construir un colector pluvial sobre la avenida Juan Pablo, pues prefieren el dicho: “Si no me ayudas, entonces no me jodas”.
Imagínese el impacto económico en miles de familias en estado de Veracruz, donde aparte de no tener los alimentos básicos, miles se quedaron sin trabajo, principalmente los restaurantes a la orilla del mar, cocinas económicas, lavanderías, tiendas y otros negocios que se perdieron con lo que el agua se llevó.
Según, el Gobierno federal piensa apoyar con dos salarios mínimos semanales a los damnificados con el programa de Empleo Temporal, en donde el jefe de familia tendrá la encomienda de limpiar su casa damnificada y su frente, cosa que se me hace absurda ya que considero esa es una obligación que no tendría que ser pagada, en mi opinión debería dedicar ese recurso a personas que tengan un oficio como carpinteros, costureras, panaderos, balconeros, albañiles, cocineras etcétera, y crear grupos comunitarios de damnificados para su propia subsistencia, mientras llegan los recursos, ¡claro! Si es que alcanzan para cubrir tanto daño…
¿Recuerda usted a los damnificados de las lluvias del Distrito Federal y la Ciudad de México? Si mi memoria no falla, el cheque entregado para la recuperación de sus pertenencias fue de cinco a diez mil pesos… ¡Haga cuentas! Refrigerador, estufa, cama, ya no me alcanzó para comedor, ropa, sala, un pequeño televisor… dése cuenta de la magnitud del gasto, donde además hay que sumar vivienda y automóvil, si es que lo había.
Por supuesto que la mayoría debía parte de su casa, auto o muebles, y no quedará otra que volver a empezar de nuevo o empezar con los trámites burocráticos y las vueltas y vueltas, porque para cobrar un seguro es necesario eso y mucha, mucha paciencia.
El Infonavit fue una de las primeras Instituciones en pregonar con bombo y platillo su apoyo a casas dañadas por el huracán Karl, no sin antes aclarar que se les otorgará el seguro si están al corriente, ¿y si no?, solución fácil para ellos: pague lo que adeuda y le damos el recursos ¿De dónde van a sacar el dinero si no tienen trabajo?
Caso aparte son las aseguradoras de automóviles, pues varias de ellas no cubren los daños ocasionados por los desastres naturales y si los cubren siempre le saldrá en su póliza algo como “no cubrimos daños a los automóviles cuando suba la marea”… en la mayoría de los casos siempre se sale perdiendo.
Ojalá y pueda otorgarse todos esos apoyos económicos que se difunden después de una tragedia como apoyos al campo, a las pequeñas empresas o esos famosos estímulos fiscales.
¿Como pagar los impuestos federales a plazos como Impuesto al Valor Agregado (IVA) e Impuesto Sobre la Renta (ISR) o deducir los activos adquiridos si no hay ni para comer? ¿Se condonarán los impuestos estatales como el Impuesto Sobre Nóminas (ISN) o el Impuesto Sobre Hospedaje (ISH)? Dijera un contribuyente cuando le practicaban una auditoría, ¿“no ves como estoy, y todavía vienes a chingarme?
¿Como puede prometer Margarita Zavala que se les dará viviendas, uniformes, útiles escolares y hasta juguetes cuando todavía hay damnificados del huracán Stan esperando que les lleguen los recursos? ¿De donde sacarán dinero el dinero para superar la magnitud del desastre? Creo entonces que el IVA seguirá con la tasa de 16 por cieno (van cediendo los priistas).
Y las preguntas y necesidades seguirán surgiendo mientras más pasa el tiempo…, dijera Scarlett al final de Lo que el viento se llevó: "...después de todo, mañana será otro día".

brendacaballero1@hotmail.com

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