miércoles, 10 de noviembre de 2010

Uniformes y sacerdotes

Salvador Muñoz
Los Políticos

¿Alguna vez ha caído en tentación?
¡Sí! ¡En cualquier tentación!
¿Tomó dinero de la cartera de su madre, de la billetera de su padre; anduvo con la mejor amiga o el mejor amigo de su pareja, hizo fraude, comió de más, mintió, engañó, fue víctima de la envidia, la rica lujuria?
Agréguele sus pecados, recuérdelos, vívalos de nuevo y dígame, o más bien “respóndase”, ¿los está disfrutando de nuevo?
Creo que si me/se dice que “Sí”, entonces hay de dos o tres:
a) Sencillamente lo suyo, no fue un pecado, sino fue un deleite.
b) Lo suyo sí es un pecado, pero no profesa religión alguna lo que lo exime de algún sentimiento de culpa… y
c) ¡Es usted un pervertido! No es cierto. No tome en cuenta esta última opción.
De cierto modo, alguna vez, todos hemos caído en diversas situaciones que nos invitan, dentro de nuestra moral judío-cristiana, a caer en la tentación.
El asunto es cuando nos ponemos uniformes a la hora de pecar.
Sí, los uniformes a veces ayudan a hacer más cachondo el momento de pecar, si no, dígame, ¿por qué ponen en venta disfraces de mujeres policías, enfermeras, doctoras, monjas, colegialas (todos con aditamentos sexys)? Eso en lo que se refiere al gusto de varones. Ahora, que si se trata de mujeres, las bellas damas no le hacen feo a su galán con uniforme de bombero, de policía, de cartero (felicidades este 12 de noviembre), de luchador y los que ustedes, queridas Evas, consideren.
Hasta allí, el uniforme tiene un toque de sensualidad, pasión y complicidad.
Si a eso se le agrega una gran imaginación por parte de los que allí juegan ¡qué bien!
Pero, ¿qué pasa si el juego del uniforme se vuelve en serio? Es decir, qué pasa si en ese juego, ¿el uniforme es real?
Deja de tener tinte de juego el sorprender a un señor teniendo relaciones con una joven de secundaria… o al magistrado saliendo “al balcón” en el programa “Laura de América”… o al funcionario valiente por el alcohol, intentando agredir a un comensal…
No es lo mismo porque viven bajo la maldición de ser “Figuras Públicas”.
Lo mismo pasa con los sacerdotes.
José Antonio Boitrón, sacerdote peruano, fue filmado por un marido engañado, justo en el momento en que tenía relaciones con su esposa.
Por supuesto, el sacerdote dice que le tendieron una trampa y cayó en ella; la dama en bochornosa situación, se dijo obligada a tener relaciones con el cura, quien por cierto la despidió tras quince años de servicio doméstico.
Mientras, el sacerdote sigue ofreciendo sus servicios a la parroquia y dando misa.
Otro caso:
En Masachusets, el sacerdote Keith Le Blanc, fue investigado después de que nadie supiera de 80 mil dólares que debieron invertirse en la feligresía. Al final, el ministro religioso confesó su adicción a la pornografía.
Si bien el sacerdote dimitió al momento de la investigación, la Arquidiócesis de Boston se pronunció por hacer oración para salvar el alma de Le Blanc. ¿Cargos? Hasta el momento, no se sabe de ninguno.
La pregunta que se hace uno es si Le Blanc sería cliente del “Lobo Siberiano”…
¿Y México?
El obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, está envuelto en un escándalo millonario que involucra a los Azcárraga.
Según la información, el ministro religioso, “habría prestado” 130 millones de pesos a Arthinia International y como “no se los pudieron pagar”, se cobra a lo chino con una colección de arte integrada por cuadros de José Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Diego Rivera, Frida Kahlo, Joaquín Sorolla, Marc Chagal y Modigliani.
Sin embargo, tal parece que el famoso pagaré por 130 millones de pesos no existe, no existió ni existirá a menos que… ¡obre un milagro!
Aunque realmente el milagro sería que Millonésimo Cepeda fuera encontrado culpable.
Porque como está visto, nuestras leyes y nuestra justicia, tienen uniforme de verdugos para los pobres y de ciegos, para los poderosos.
Por eso, sólo por eso, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un sacerdote caiga en la cárcel.
Mientras, por si las moscas, me compraré un disfraz de sacerdote… o una de dos: Enloquezco a mi mujer… ¡o me perdonan mis deudas!

e-mail: dor00@hotmail.com
twitter: @cainito

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