Usemos el pasado como trampolín y no como sofá

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

“Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana, ni el ayer escrito”, escribió Antonio Machado. Recuerdo estas palabras en estos días de fin de año, momentos en que todo mundo se contagia de amor, cariño y buenos deseos, pero también de nostalgia y melancolía.
Ah, el tiempo todo lo fatiga, hasta la dicha, versificó Luis Cernuda. Pero como en la canción: “Sabia virtud de conocer el tiempo, a tiempo amar y desatarse a tiempo, como dice el refrán dar tiempo al tiempo, que de amor y dolor, alivia el tiempo”. Snif, snif, snif…
Es contagiosa esa estadía de añoranza, recuerdo, evocación y tristeza, pero creo que no lleva a ninguna parte, salvo que sólo sea eso: una parada momentánea, puesto que deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá, dijera el político inglés Harold MacMillan. Vaya, porque nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir, como acertó a escribir Fernando de Rojas.
Bueno, en todo caso, si ustedes insisten, cantar: “Yo no olvido el Año Viejo porque me ha dejado cosas muy buenas. Yo no olvido el Año viejo porque me ha dejado cosas muy buenas. Me dejó una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra. Me dejó, me dejó, me dejó, me dejó... cosas buenas, cosas muy bonitas”. Es cuestión de cada quien.
Yo prefiero otros alcances, no sentarme en el sofá: amanecer –si lo permite Chuchín y la estupidez humana-, y andar, porque si yo soy feo, al menos la vida es bella.
¿Qué buenas nuevas desearles, mis entrañables fans, para el 2011? Pos nomás que les vaya bien, que se la pasen chido todo el año, que cuenten con salud, fuerza y posibilidades económicas suficientes para que logren sus proyectos, sean los que sean, incluido el tan manoseado “amor”, en todas sus manifestaciones.
Pero como soy un aguafiestas, debo desearles también que tengan mucha paciencia, mucho aguante pa’ todo lo que seguro continuará en nuestro México lindo: salarios para llorar, alza en los precios de la canasta básica, violencia, asesinatos, impunidad y corrupción, por nombrar sólo unos cuantos contratiempos. ¿Qué más quieren? Estupendo, ¿no?
Aunque créanme, no pasará nada, porque los mexicanos somos unos chingones pa’ aguantar todo. ¿Hasta cuándo?

De cinismo y anexas
Hablando de cómo chingaos nos irá el próximo año, según unos economistas bien chuchos, el 2011 será de puro consumismo, porque tendrán que quedarse: CON SU-MISMO coche; CON SU-MISMO sueldo; CON SU-MISMA ropa; CON SU-MISMO par de zapatos… Y, si Dios quiere, CON SU-MISMO trabajo.
Pero no se pongan tristes, fíjense que un día, en el metro a la hora punta, donde todos están apretujados, una chica le dice a un tipo:
-Se podría apartar un poco, es que tiene algo duro en el pantalón que me está rozando el muslo.
-¡Oh!, lo siento!... estoy llevando un sobre con mi sueldo.
-Pues parece que le han aumentado el sueldo 3 veces desde la última parada.
Feliz año 2011, mis fans. Y tengan presente lo que dijo Mark Twain: el 28 de diciembre nos recuerda lo que somos durante los otros 364 días del año. Buzos, porque de inocente a pendejo, sólo hay un paso.

Hasta la próxima
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