miércoles, 12 de enero de 2011

Chatarreros

Arturo Reyes González
Burladero

Nuestra vida esta llena de chatarra. Los autos que vienen “del otro lado” porque allá ya no los quieren, ya no sirven, ya cumplieron su ciclo de vida útil y por lo tanto para los gringos son “chatarra”, acaban en su “patio trasero” o lo que es lo mismo nuestro bello y hermoso país. Veracruz no es la excepción.
Bajo la reglamentación vigente establecida por las autoridades mexicanas, estas unidades automotoras que pueden ingresar a nuestra tierra tienen que tener mínimo 10 años de antigüedad. Chatarra, vil chatarra, pero eso si, a bajo costo, accesible a la mayoría.
Las unidades de transporte del “pulpo” camionero -como le llaman a los grupos camioneros del servicio urbano-, en muchas ocasiones tienen realmente camiones dignos de la chatarra, ya no son autobuses ni camiones; oxidados, maltratados, rayados, sucios, más bien recuerdan y emulan vagones de metro de una vieja película hollywoodense donde las bandas los maltratan y destruyen.
Alimentos que durante años disfrutamos generación tras generación en la escuela primaria y secundaria, y algunos en la preparatoria y la universidad, resultaron ser chatarra.
Y aunque muchos teníamos idea de lo que era, que rico y placentero resultaba consumirla.
Todos los días por distintas calles de Xalapa (y debe suceder también en el estado y el país) circulan también chatarreros o personas que lo mismo compran fierro viejo, colchones, lavadoras o estufas que periódico, ropa usada y zapatos viejos; baterías usadas de autos, pilas, aluminio, bronce y plomo también son de interés
De acuerdo a la definición de la Real Academia, puede ser escoria que deja el mineral de hierro, metal viejo o desecho, maquina o aparato viejo que ya no funciona y monedas o adornos de poco valor.
Otro ejemplo. En un medio de comunicación impreso local aparecen imágenes del deplorable estado del ingenio cañero de “La concha” en el vecino municipio de Jilotepec, ¡Chatarra! Maquinaria abandonada, fierro viejo, ¡chatarra!
Pero mire usted, de acuerdo con reportes de la sociedad mexicana de fundidores, a México le falta chatarra, ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Es en serio? Y claro que es en serio, lo anterior debido a que nuestro país exporta considerables volúmenes a la India, China y Japón donde es procesada como materia prima.
¡Chin, ni tan escoria ni tan desecho entonces resultó la chatarra! Pero México tiene entonces de manera oficial un déficit de.
En nuestro país los empresarios fundidores elaboran acero, partes para coches, pesas para gimnasios, coladeras para baño y aguas negras, bajadas de aguas pluviales, puntas para herrería, herrajes, parrillas para estufas y diablitos para carga.
En el 2007 dicha asociación incluso presentó a legisladores mexicanos una iniciativa de ley para solicitar que se pongan candados a la exportación de chatarra mexicana y que la Secretaría de Economía la clasifique como un insumo estratégico para el desarrollo del país.
¿Entonces? ¿O nos sobra? o al menos eso parece, ¿o nos falta?
La lección que nos deja el dato de la exportación a los países citados es que lo que nosotros vemos como –una vez más- chatarra, bien aprovechado, con otra visión de las cosas y de la vida misma puede ser una poderosa materia prima.
¿Por qué países con los que de alguna manera nos podemos comparar por compartir un alto nivel de densidad de población están logrando sacar provecho de lo que tiramos? ¿Y nuestras autoridades? ¿Quién nos enseña, nos guía u orienta al respecto? ¿Cuándo puede suceder? ¿Qué necesitamos?
Cuánta materia prima valiosa y rentable vemos pasar todos los días y desdeñamos… ¿no cree usted? Porque para nosotros es simple desecho y basura que no vale nada.

argo_reyes@hotmail.com

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