jueves, 27 de enero de 2011

Dulces, libros y poder

Arturo Reyes González
Burladero

“Cuando era chico quería ser como Superman, pero ahora ya quiero ser diputado del PAN o del PRI o del PRD o cualquier cosa que tenga un poco de poder”, reza la letra de la canción “Hit me” de la excelente banda mexicana Molotov, que refleja fielmente una idea social de nuestro país de redefinir la manera de tener poder.
Cuántos personajes al estilo del ex diputado y ex senador del estado de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, han dejado profunda huella en el escenario mexicano, no por su aplicación a la política, sino por los escándalos que han protagonizado un día sí y otro también, dejando en claro para qué les sirve a algunos el “pinche poder”.
Amante de las motocicletas, actor de cine y cantante, Salgado Macedonio fue detenido y después dejado en libertad en repetidas ocasiones, siendo la estelar una donde en completo estado de ebriedad manejaba su famosa moto “armadillo” que después rifó a través de la venta de boletos en las principales ciudades del país, todo –claro– con fines filantrópicos.
Historias que no vemos pero sí escuchamos refieren a alcaldes, diputados y uno que otro funcionario, en pleno uso del poder vendiendo favores, traficando influencias, haciéndose de propiedades majestuosas dignas de un rey de chocolate de cuento de hadas para niños, impulsados por la fuerza y respaldo que el poder les da.
Ahora son conversaciones como la del “precioso”, “fogoso” o la de Corichi las que marcan la pauta y la última tendencia de la moda “poderil”.
Pero afortunadamente la senadora zacatecana Corichi, destacada miembro de la clase política nacional de extracción perredista, sale a dar la cara por las mujeres y los políticos, y en un acto heroico busca contribuir a elevar el nivel de competencia en las elecciones estatales, como en el caso de Guerrero, aportando para ello “dulces” y “libros” de varias denominaciones.
Mire que pensar en los niños guerrerenses y en endulzar la vida de los ciudadanos y los políticos regalando dulces, dulces y más dulces; caray, si ofreciendo dulces se puede ayudar a ganar las elecciones de un estado, haberlo dicho, que por cierto posiciona a Zacatecas oficialmente como el estado más dulce del país. (¿Por cierto, alguien sabe cuáles son los dulces tradicionales y representativos de Zacatecas?)
Encontramos que de Michoacán son los ates y los chongos zamoranos. En Guanajuato tienen las charamuscas de la capital y la cajeta de Celaya. Jalisco tiene los jamoncillos de Lagos de Moreno. Puebla es famosa por sus camotes. Las famosas glorias –dulce de leche con nuez–, son elaboradas en Linares, Nuevo León. Las alegrías y los gaznates en el Valle de México. La capirotada es un postre cuaresmeño de origen sonorense. Los turrones de Chiapas. ¿Y Zacatecas?
Pero además, esta destacada mujer pensó también en los problemas de la educación, de la marginación, del analfabetismo, y aprovechando la condición colonial y cultural tuvo la brillante idea de ofrecer “libros” y más “libros”, de 500, de mil, de 2 mil hojas, de muchas tantas, que la senadora perredista Corichi no lo dudó y ahí estuvo el ofrecimiento.
Mire que en caso de ganar el próximo domingo el candidato del PRD en Guerrero, la senadora se habrá anotado un éxito rotundo, demostrando a los demás partidos y políticos que actuando de “buena fe” y con razón más que con pasión todo se puede lograr, sobre todo regalando “dulces” y “libros”.

argo_reyes@hotmail.com

No hay comentarios: