
Miguel Ángel Gómez Polanco
Cinevasivas
Es de sabios recapacitar… y aprovechar las coyunturas. Tal vez esto pasó por la mente de cierto cineasta, a quien ya muchos le empiezan a llamar el “Rey sin corona” del nuevo siglo; como sucediera con Martin Scorsese al final de los cien años pasados. Y es que debido al auge que sus últimas cintas han tenido en una diversificada audiencia que encuentra el común denominador de sus preferencias en el estilo osco pero estético de este realizador, no se le perdonaría un mal producto en un futuro próximo; desde que la comercialización lo hiciera su entenado, aunque su calidad tenga más antecedentes de ínfima calidad.
Así es. Christopher Nolan, una vez más se encuentra a nada de conseguir el Oscar como mejor director, aunque muy probablemente ese “nada” se convierta en el mar que en dos ocasiones anteriores lo ha alejado de consagrarse como el mandamás del rubro. En la pasada entrega de los Globos de Oro, la lógica no le favorecía, ya que en esta ceremonia que sirve como primer ensayo de lo que veremos en el Kodak Theatre de Hollywood el próximo 27 de febrero; las cartas ya estaban echadas para galardonar a una película que tenía que figurar con necesidad, en alguna de las entregas que sirven para cerrar el año cinematográfico de la industria: The Social Network (o ¿cómo enseñarle al mundo que tus ciudadanos y cultura son las mejores del mundo?).
Por lo anterior y aunque suene contradictorio, Nolan la libró y pasó al siguiente escalón: los premios BAFTA, en busca del máximo reconocimiento gringo y teniendo como principales contendientes a Darren Arronofsky (Black Swan; 2010) y Tom Hooper (The King's Speech; 2010), quedando fuera de la competencia “real” David Fincher y su Red Social, ya reconocidos en los Globos de Oro y difícilmente considerados por la Academia europea, encargada de los BAFTA que ahora sí, son la verdadera antesala del Oscar.
Pero usted dirá ¿por qué Chris Nolan?, pues ahí le va. Este director galo, es uno de los nuevos y más sobresalientes del cine genérico y audaz; de propuesta y a la vez comercial, que ha dictado comandos de vanguardia en la industria hollywoodense y que además, marca una visible medianía entre la experiencia de Arronofsky y el estilo aleatorio e incipiente del ganador del Festival de Toronto; Tom Hooper; algo que lo convierte en el candidato más sensato para ganar la estatuilla del Oscar, como último recurso en el camino que trazan estos pretenciosos reconocimientos.
Además, Nolan ha conseguido lo que nadie en el demeritado subgénero de acción dedicado a los superhéroes, gracias a la que muchos consideran su obra maestra hasta la fecha: The Dark Knight (incluso por encima de su tercer trabajo: Memento (2000), uno de los más favorecidos por la crítica) a la que pudo colocar en los peldaños de más altos de la taquilla y por consiguiente, posicionándola por primera vez en la historia de estos personajes con la posibilidad de alcanzar el Oscar a mejor película; cosa que evidentemente no iba suceder, pues la simple nominación ya era un reconocimiento.
De esta forma y justificando el título de este panfleto, Chris Nolan arrecia su presión para lograr el Oscar y, respaldado por los números conseguidos una vez más pero ahora por el thriller psicológico Inception (2010), y bajo el regazo de la compañía más exitosa de los últimos años; Warner Brothers, anuncia oficialmente la incorporación de la bella Anne Hathaway como el nuevo interés romántico de Bruce Wayne para la última entrega del hombre murciélago a su cargo y quien además, encarnará a una de las villanas más célebres del personaje; Catwoman. Acto seguido, también hizo del conocimiento público la integración del musculoso demente Bane a la trama, quien será interpretado por el que al parecer, es su nuevo actor cliché; Tom Hardy.
Finalmente, destacar que este anuncio llega en el momento más preciso, debido a las especulaciones que venían girando entorno a esta película que llevará como título The Dark Knight Rises (2012) y que comenzaba a causar más dudas que expectativas, luego de la excelente manufactura de su predecesora; por lo que Christopher Nolan demuestra una vez más ser un excelente titiritero de la mercadotecnia y lanza un último aviso a la Academia gringa: si no me premian, no me importa… El dinero seguirá llegando.
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