La Cajita Feliz

Salvador Muñoz
Los Políticos

McDonalds nunca ha estado en la lista de mis restaurantes de comida rápida. Para ser más precisos, no tengo lista de restaurantes de comida rápida.
Su comida se me hace terrible aunque es innegable el éxito que tiene entre los niños, razón por las que muchas veces, a insistencia de mis hijos (cuando eran más pequeños), acudía con ellos por la famosa Cajita Feliz, que entre lo más formidable que tenía, era la sorpresa que en ella había, por lo regular, un juguete, usualmente de la película de moda.
No puedo negarlo... era lo único que me gustaba de ese lugar: La Cajita Feliz con su sorpresa.
Desconozco si otros adultos, al igual que yo, disfrutaban del momento de abrir esa Cajita Feliz en compañía de sus hijos... es más, pudiera ser digno de estudio psicológico esa fascinación de los padres por extasiarse en ese momento que debiera ser exclusivo de sus chilpayates.
Afortunadamente mis hijos crecieron y sus gustos cambiaron... aunque no dejo de extrañar la fascinación que en mí generaba esa Cajita Feliz con su misteriosa sorpresa.
II
En la ciudad de México ¡se acabó la Cajita Feliz! Pero no crea el amable lector que nos referimos a la de McDonalds... no. La Cajita Feliz se refiere al metro, unidad de transporte colectivo.
Hace un tiempo, el metro, en sus últimas corridas, empezó a ser utilizado como punto de encuentro para tener “encuentros sexuales”, aprovechando que en una serie de vagones, uno de ellos pudiera ser utilizado como Cajita Feliz mientras se llegaba al destino... es decir: un rapidín.
Esta práctica empezó a ser utilizada por homosexuales y se hizo un modismo de ello: “Metrear”.
Entonces, el “metrear” (que no se refiere a ninguna dimensión sexual) fue utilizada por todos los que, sencillamente, ni se aguantaban las ganas o no tenían varo para un motel de paso.
Quejas y videos dieron al traste con los famosos “rapidines” en La Caja Feliz, como fue empezado a ser llamado ese vagón del metro.
Por tal motivo, autoridades de la SCT ordenaron a los encargados de este medio de transporte, que, a determinada hora, se disminuya el número de vagones y haya vigilancia en ellos... por supuesto, sin ninguna intención más que las de guardar la buena moral y costumbres, y sin distingo de preferencias sexuales, pues lo mismo, como decíamos, homosexuales y heterosexuales gustaban de hacer uso de La Cajita Feliz.
III
Claro, en Veracruz igual tenemos nuestra Cajita Feliz. El decir “Tenemos” es exactamente eso: Un decir.
En realidad La Cajita Feliz la tienen y tuvieron muchos funcionarios. Algunos de ellos hoy perseguidos por la Justicia y detrás de las rejas. Otros, faltan por ser atrapados. Se entiende que algunos de estos ex funcionarios supieron darle un buen uso a su Cajita Feliz. Sólo se comieron la hamburguesa y la sorpresa se la dejaron a otras autoridades que, en más de una ocasión, dicho por los mismos ex ediles, hasta una casa se sacaron... y no es Borrego... tampoco nos referimos al titular del Orfis, al que le dicen El Borrego...
Difícilmente La Cajita Feliz en Veracruz desaparecerá. El asunto está en saber compartir la sorpresa que ella contiene y así, no hay lugar para envidias.
IV
Por eso, en Xalapa, está la disputa por La Cajita Feliz, que no es otra que la dirección municipal de Tránsito. Esta área municipal es la segunda aportadora de ingresos, después del predial, para el ayuntamiento. ¿En verdad creen que Xalapa cederá la dirección al Estado? A diferencia de Veracruz y Boca del Río que su mayor ingreso está en el ramo turístico, quizás poco o nada aporten a las arcas municipales sus delegaciones de Tránsito... a lo mejor hasta por eso Salvador Manzur pretendía “perdonar” a los conductores ebrios de multas a sabiendas de que en algún bar ya había hecho su aportación a las finanzas municipales el beodo parroquiano.
Tránsito municipal en Xalapa es La Cajita Feliz del ayuntamiento. Difícilmente la va a dejar a menos que... la presión y los ataques se vuelvan insostenibles.
V
Por supuesto, de todas estas Cajitas Felices mencionadas, la única que lamento que deje de funcionar, es la México. Miren que quitar una forma de desestrés al defeño, al mexiquense, al chilango... por eso andan locos...
Pero, bueno, cuando ganas hay, lugares son los que sobran... así que cuando se pueda, invito, no sólo a los chilangos, sino a todo el mundo, a que haga del asiento trasero, una Cajita Feliz; del callejón xalapeño, una Cajita Feliz; de la sala de cine semi-vacía, una Cajita Feliz; del baño del antro, una Cajita Feliz; de los últimos asientos del ADO, una Cajita Feliz; de esa playita solitaria, una Cajita Feliz; del cerro Macuiltepec, una Cajita Feliz; de esa oficina municipal, estatal o federal, una Cajita Feliz; de la oficina del periódico, una Cajita Feliz; de algún rincón del mundo, una Cajita Feliz...

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