Arturo Reyes González
Burladero
Apenas hace unos días el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa dio una conferencia magistral titulada “Poder y educación Superior”, impartida en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana en la ciudad de México.
En el desarrollo de la misma llamó a los estudiantes universitarios a encontrar su verdadera vocación para tener una vida feliz, y exhortó a las universidades a dedicar su esfuerzo en desarrollar la vocación de los estudiantes.
Un dato ilustrativo de lo anterior es el hecho de que Vargas Llosa recordara que en sus años de universitario, en medio de la dictadura en Perú y de la censura en los medios del país, un día, en un café de España, haya decidido que su vocación era la escritura, que considera lo más importante porque le ha representado una vida de felicidad.
Así que hizo un llamado reiterando a los estudiantes que tuvieron la oportunidad de escucharlo a encontrar su vocación para tener una vida llena de felicidad como la suya, pues dijo que elegirla únicamente por la cuestión económica es un total error, porque nos llevará directo al fracaso y a la frustración, ya que reconoció que la cultura de nuestro tiempo ha identificado la felicidad con el éxito económico, lo que representa uno de los grandes defectos de la cultura actual.
Por su parte, en Xalapa, el escritor Carlos Fuentes hizo énfasis en la oportunidad que tiene el País para salir adelante con el impulso de su juventud, pero apoyada y encauzada por el sendero del conocimiento, aprovechando su potencial, lo que permitirá la transformación y renovación que México requiere, advirtiendo un efecto negativo si no se incorpora de manera real a los jóvenes al proyecto de nación.
Agregó que, lamentablemente, al menos en estos momentos se vislumbra un destino trágico en el que existe el riesgo no sólo de que México continúe en el estancamiento, sino que se engrosen las filas de la delincuencia organizada con nuestros jóvenes.
Cuánta razón y cuánta verdad en una máxima de vida personal y social, fundamental para todos, que debe regir el camino, el desarrollo y la preparación, así como el desempeño profesional de millones de jóvenes y adultos que hoy son el presente y el futuro del país; la mitad de los 110 millones de habitantes que tiene 30 años o menos, cita Carlos Fuentes.
En lo personal, he tenido la oportunidad de escuchar a un buen número de personas de mi entorno inmediato que tienen años desempeñando su actividad profesional pero no de manera plena y entregada, años de egresados de la universidad y no son en lo absoluto ciudadanos felices al momento de desarrollarla, esto es, ni orientados ni con vocación definida. Una lástima.
Por otra parte, también he sido testigo de casos donde jóvenes con un rostro ilusionado y denotando cierta emoción expresan a sus padres y familiares la idea de estudiar una determinada carrera universitaria y la respuesta inmediata es: “te vas a morir de hambre…”. Por eso repetimos lo que dijo Vargas Llosa, “elegir en contra de la inclinación, determinada únicamente por la cuestión económica es un error”.
Seguro le ha tocado escuchar o presenciar casos similares, en los que muchas veces quizá la persona que restringe esa ilusión no es ejemplo de orientación, de vocación y en consecuencia de felicidad.
Se trata, pues, de un llamado más, considero al límite del tiempo para actuar, a todos los sectores de la sociedad en voz de personajes significativos cuyas ideas podemos y debemos aprehender sin complejo alguno, o sin el ruido que nos genera como ciudadanos el que sea recitado como parte de algún discurso político convenenciero, en el que antes de pensar en los problemas reales de la juventud mexicana y sus causas y posibles soluciones, se esta pensando en agradar y obtener un beneficio personal.
Un mensaje, creo también, que además de impactar en los “viejos” y en los no tanto, en los adultos como Duarte que tienen en sus manos capacidad de mando y toma de decisiones, debe mover a las cabezas de familia, a los lideres de grupos sociales por minoritarios que parezcan, sí, pero también sacudir a los jóvenes para que se decidan a tomar las riendas de su destino.
Bien lo dijo el ex gobernador Miguel Alemán: no dejemos las cosas al gobierno, no esperemos que nos resuelvan cuando puedan, porque nos vamos a quedar esperando.
El mensaje no es únicamente para un Carlos Slim ni para un Lorenzo Servitje, no es para Calderón que ya vimos lo rebasa la realidad, ni para Peña Nieto, el Peje o algún otro político, es para los jóvenes mismos a que actúen. Que los anteriores traten de generar las condiciones, pero tomar el papel de protagonistas ya no les corresponde.
argo_reyes@hotmail.com
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