domingo, 24 de abril de 2011

Gracias Ely

Arturo Reyes González
Burladero

Soy xalapeño de nueva generación, es decir, no formo parte de las familias tradicionales que han hecho historia social en esta hermosa ciudad y capital de estado.
Estoy seguro que como muchos otros ciudadanos que por una u otra razón no hemos tenido la oportunidad de salir de la ciudad en estos días fuertes de la festividad religiosa de la semana santa, ya sea porque los consideramos días de guardar, por la falta de recursos económicos o simplemente porque hemos decidido quedarnos a descansar en casa, al menos hemos podido disfrutar de nuestra ciudad.
Gracias al trabajo que he desempeñado en los últimos años, tengo la inmensa dicha y fortuna de conocer nuestro prospero estado, de norte a sur y de este a oeste, y de ser testigo de las características de cada región, de su comida, de su gente, de sus recursos, pero también de sus carencias, y sé que como Xalapa no hay dos; compartimos un tremendo parecido con la zona centro, en concreto con Orizaba, pero aún así mantenemos significativas diferencias que hacen a la capital de los veracruzanos única.
Entonces estos días santos, en los que la gran mayoría de la población considerada flotante y varios de los locales salen de la ciudad, son motivo para poder disfrutarla, recorrer sus calles sin tener que padecer el ya cotidiano tráfico tanto del primer cuadro, el centro histórico, como de las avenidas y calles de la periferia.
Es increíble trasladarte en automóvil o en autobús y estar en un par de minutos en el centro, cuando en días de jornada laboral puedes tardar hasta 30 o 35 minutos.
El ruido se ha ido, las calles y sus detalles se pueden apreciar al momento en que no hay tanto autobús y carros; Xalapa luce tranquila, apacible, invita a caminar por ella, a acudir a sus cafeterías y a recorrerla, a vivirla y a recordarla como la Atenas veracruzana que lució con esplendor durante el siglo pasado, sin tanta población y sin tanto ruido y tráfico.
En lo personal me gusta, me llena de satisfacción disfrutarla, incluso la ciudad pareciera agradecer el descanso que se le brinda, algo poco más difícil de explicar, pero en definitiva Xalapa es otra, se respira ese ambiente de provincia y a su vez parece presumir su clima, su riqueza cultural, sus callejones empedrados, sus lluvias, sus libros y alrededores.
No tenemos un bulevar tan atractivo como el de Coatzacoalcos en el sur, playas como la zona de Costa Esmerada o el paseo a lo largo del río Tuxpan en el norte, agua pues, pero tenemos barrios como Xallitic, el callejón Jesús te Ampare, galerías de arte, museos, bibliotecas, bellas iglesias y un clima no tan cálido que permite disfrutar.
Al respecto, sólo me quedan por comentar dos puntos.
Primero. No sé si es nada más porque soy xalapeño, pero amo a mi ciudad y de veras que agradezco a mis padres y a la vida el haberme dado la oportunidad de haber crecido aquí. A usted que me lee, ¿qué le parece?
Y dos. Agradezco a mi autoridad local, a mi alcaldesa, el que no haya podido cumplir con su promesa de hacer de la capital de estado el gran centro del turismo en Veracruz que prometió en campaña política y del que habló de una manera tan férrea y decidida en todos los espacios de comunicación que le fueron posibles, que yo si me lo había creído.
Yo ya me hacía en otra Xalapa, tanto que, debo confesarlo, temía que las cosas no volvieran a ser de la manera en que las describo, y con esto no quiero decir que no quiero que los hoteleros y restauranteros, dueños de bares y negocios que prestan servicios locales crezcan y generen más empleos en beneficio de todos aquí, sí lo quiero, pero que se haga de una manera inteligente, con una estrategia de expertos y no de polacos ni oportunistas que sólo busquen hacer “bisnes”, dañando la Xalapa tradicional.
Cuando esa suceda, seguro lo veremos y todos, xalapeños o no, lo reconoceremos y agradeceremos. Mientras tanto, gracias Ely, gracias por no cumplir.

argo_reyes@hotmail.com

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