viernes, 8 de abril de 2011

No marches

Miguel Ángel Gómez Polanco
Vía Crítica

Leer este panfleto será, casi seguro, algo similar a la reacción que experimentó el que suscribe cuando se topó con el blog Nuestra Aparente Rendición (nuestraaparenterendicion.blogspot.com), impulsado por la escritora española Lolita Bosch y que sacó de la profundidad de mi ser un “no manches”, sin “r” ni tendencia.
Posterior a la denominada Marcha Nacional del pasado 6 de abril, reacción al asesinato de Juanelo, hijo del poeta y periodista Javier Sicilia, y de otros seis jóvenes en circunstancias completamente indignantes, el ahora colérico derecho de manifestarse de los mexicanos volvió a dar muestra de su permanencia. No es para menos.
Sin embargo, lo cierto –y quizás trillado– de esta movilización que alcanzó sedes en los Estados Unidos, España y Francia, entre otros, sumado al “estamos hasta la madre” expresado por Sicilia a nombre de una nación, abre las puertas de una siguiente etapa que precisamente Lolita Bosch plantea a través de “Nuestra Aparente Rendición”.
Mientras un poeta tira la pluma como señal de hartazgo, rabia e impotencia por la difícil situación que atraviesa nuestro país, nos percatamos del verdadero motivo por el que los gritos de “no más sangre” y “ni un muerto más” dan sentido a la conciencia colectiva que evidencia un síndrome precolombino, representado por la dificultad de ver más allá de donde el barco desaparece.
Lolita Bosch aboga por el recurso de la palabra como eje rector de los cambios sociales que, en apariencia, requiere México.
¿Para qué gritar, si podemos dialogar? Es la pregunta que genera la lectura del blog de la escritora en cuestión, quien a través de textos con autoría de personas como usted y como yo, brindan un punto de vista que enriquece solo a aquellos que están dispuestos a aceptar una realidad, urgida de pasar al siguiente nivel haciendo partícipe a la razón, por encima de un coraje justificado, pero no imposible de controlar.
¿Revolución? Ni mencionarla. Para ello, es necesario un ideal, no solo inconformidades. Usted, amigo lector, ¿cree que en México hay ideales? Sería mejor, siento, reflexionar si la nación debe empezar a comprender la importancia del diálogo entre la propia sociedad y no con sus gobernantes, algo que está comprobado, no da para más.
Es el momento de decir “no marches”, vamos a lo que sigue. Hablemos, acordemos, demos un fundamento más allá de la desesperación. El reclamo ya no tiene que ser por los que se fueron, sino por los que queremos evitar que se vayan, entre nosotros y para ellos, los que han hecho de nuestro sufrir, parte de su demagogia. O usted, ¿qué piensa?

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