martes, 26 de abril de 2011

Tiburones y Juvenal

Salvador Muñoz
Los Políticos

Parece chiste cruel, pero es la realidad.
Imagine que durante un buen tiempo usted se dedica en cuerpo y alma a trabajar a manera de rendir al máximo, dar frutos, entradas y ganancias en la empresa... pero no le pagan. Es más, su trabajo valió madres porque a su jefe se le olvidó pagar impuestos y entonces, todo lo que usted logró se va al caño.
Pareciera que así ocurrió con los Tiburones rojos de Veracruz.
Hoy, no hay otro villano favorito para la afición jarocha que Mohamed Morales, el dueño de los Tiburones, quien en sus últimas entrevistas, anuncia la venta escuala bajo la pretensión de que el equipo no salga de Veracruz “aunque él pierda”.
Sencillamente, no conozco a empresario que asuma pérdidas a menos que lave dinero.
II
En este asunto, el de los escualos, es seguro que hay alguien que gana y hay alguien que pierde. Es una especie de Ley en la vida. ¿De verdad cree que Mohamed Morales pierda? Yo no. Y sí, posiblemente a los jugadores les vaya mal pero quien realmente pierde es la afición porteña pues es a la que al final burlan, mofan, engañan con algo tan simple pero más sagrado como puede ser su pasión por el futbol. Si a usted no le gusta el deporte del balompié, es entonces seguro que no comprenda el dolor de haber perdido la oportunidad de participar en la liguilla para intentar volver a la Liga mayor del futbol... pero es posible que perciba un ligero hedor a transa.
III
La primera vez que jugué en el campo de la Cervecería Moctezuma, allá en Orizaba, me sentí soñado. Era un torneo en la secundaria para sacar a la selección de futbol de la técnica 4. Jugamos tres partidos que, si no mal recuerdo, ganamos dos y perdimos la final. Canizales anotó un gol, Simeón otro tanto y yo, uno a “El Toro”, el que a la postre, si no me falla la memoria, fue el portero de la selección. Y me sentía soñado de haber jugado en ese escenario porque allí jugaban los Albinegros.
IV
Hoy, los Albinegros ocupaban el Pirata Fuente como sede. Desconozco las razones por las que dejaron de jugar en la unidad deportiva de la Cemoc. Se supone que Fidel Kuri Grajales, diputado federal y empresario, construía la nueva casa de los Albinegros de Orizaba en lo que eran los terrenos de la fábrica de Cocolapam, allá, por la estación de ferrocarril y para más datos, cerca de lo que era mi casa en la Librado Rivera. Hoy, se dice que los albinegros de la Pluviosilla pudieran ser los “nuevos” Tiburones para los jarochos... ¿y los orizabeños? Si la versión es buena, Orizaba se quedará con las ganas de disfrutar futbol profesional para que (no es contra ustedes) los jarochos puedan tener futbol... ¿qué culpa tienen los chayoteros?
V
Como sea. Si Fidel Kuri vende a sus Albinegros para que los jarochos tengan equipo en el Puerto, se estará cumpliendo la Ley que les citaba hace rato: ¡Uno gana! Pudiera pensarse que es la afición chayotera, la de Orizaba, la que pierde... salvo un ligero detalle: ¿Puede el Gobierno del Estado ser dueño de un equipo profesional, en este caso de futbol?
Es pregunta y expreso ignorancia.
Si la respuesta es positiva, sólo esperamos que haya los recursos suficientes para seguir brindando espectáculo a la afición jarocha como lo recriminaba el buen poeta Juvenal y hacernos de nuevo esa pregunta: ¿Quién gana y quién pierde?

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