jueves, 2 de junio de 2011

Caca de mamut

Salvador Muñoz
Los Políticos

Imagine el lector al primer homínido caminando por la tierra... come, bebe, caza, copula, defeca y orina, pero... ¿cuándo tuvo necesidad de darse un baño?
Por favor, le insisto, imagine qué motivos lo orillaron a asear su cuerpo...
a) Quizás caminar distraídamente y caer en una inmensa plasta de caca de Mamut...
b) Descubrir que estando dentro del agua los piojos, pulgas y demás parásitos que cargaba, desaparecían...
c) Por mero mimetismo, al observar a ciertos animales como los pájaros.
Yo me inclino más por la primera hipótesis.
Hemos de agradecer a muchas civilizaciones su preocupación por el baño, entre ellas la egipcia, la griega y la romana con sus termos.
Desconozco si a todos nos pasó, pero yo de niño, huía del agua como gato... quizás no tanto como mi amigo Honorio, a quien apodábamos “Zanahoria”, no sé si en un juego de palabras por su nombre o quizá por el pelo rojo que adornaba su cabeza. En el patio de la casa del abuelo jugábamos luchas imitando al gran ídolo que significaba El Santo. Zanahoria, en un dejo de humildad, siempre me dejó ser el enmascarado de plata mientras que él escenificaba el papel de villano que iba desde Vampiro, Monstruo o cualquier otro luchador antagónico... pero a mi tía Tere no le gustaba que jugara con Zanahoria (no es albur... mal pensados), y siempre trató de evitar que me juntara con él, pero era mi único compañero de juego y me le escapaba.
Un día, en una de nuestras batallas épicas, Zanahoria se golpeó la espinilla y las lágrimas asomaron a sus ojos. Me acerqué para ver qué tanto era el daño mientras él alzaba la pierna del pantalón para observar su pantorrilla y sí, efectivamente, ya tenía una ligera hinchazón en la espinilla pero había algo más... cantidad de puntos negros salpicaban su piel. No dije nada pero presté entonces más atención. Su cuello y sus brazos también tenían esos raros puntos negros.
Supuse que estaba enfermo.
Al paso de los años, cuando llego a Xalapa, me refugio en casa de un amigo que daba hospedaje a otro joven de nombre Gaspar. En la vecindad donde vivía ninguna de las casas tenía servicio de agua potable. Había que ir a los lavaderos y tanques del patio si se requería para lavar los trastes o trapear la casa. Sí... y para las necesidades fisiológicas, una fosa séptica. ¡Ah! Y el baño, “a mentadas de madre”, es decir, con una jícara y un galón. Por supuesto, sobra decir que no había agua caliente, entonces, antes de bañarte, tenías que hacer ejercicio, entrar calientito al cuarto donde te aseabas y bañarte a velocidad increíble... y a eso, Gaspar no le entraba. Era evidente por el olor que despedía.
Fue entonces, que un día que salí de esa vecindad al trabajo, olvidé “equis” cosa y tuve que regresar a casa. Entonces vi a Gaspar con mi suéter preferido enfundado. Sinceramente me dio “guaca” y enfurecido, pedí que se lo quitara. Apenado, se despojó de la prenda, y fue que entonces vi esas mismas manchas oscuras, iguales a las de mi amigo Zanahoria, en sus brazos. ¿Costras de mugre? parece que sí.
Bueno, pues todo este rollo viene a cuento, para poder confesarles dos cosas:
1) Este jueves, no me bañé. Es decir, estoy en mis jugos. Créanme que no fue por desidia o cochino (creo). Fue cansancio porque de querer bañarme, lo hago con una cubeta como lo he hecho, pero me sentía extenuado. Aunque en mi descargo puedo decir es que, nuevamente, en donde vivo, Jardines de Xalapa, ¡no cayó agua! ¡ouch! me acaba de picar mi axila. ¡Ahhhhhh! (me acabo de rascar) y la segunda...
2) Se los juro, verdad del Osito Bimbo, que se muera mi abuelita si no es cierto, pero cada mes que llega el recibo del agua, ya sea en la fecha de pago o un día después, religiosamente hago una fila en la sucursal más cercana de CMAS y pago y que les diga la cajera si alguna vez me he quejado porque me cobran a pesar de que hay días en que no sé nada del agua.
Una vez confesado, con más de 41 horas de no conocer baño, la verdad no sé con quién acudir para resolver esto que, de continuar, les prometo que se volverá un problema de salud pública porque, en estos momentos me siento ¡apestoso! precisamente como si caminara distraídamente y hubiera caído en una inmensa plasta de caca de Mamut...

PD Ley Anti-Tabaco en Palacio
De lector: “Mucho se ha hablado de la ley anti-tabaco, pero en Veracruz nada se ha hecho. Cuando dijeron que entraba en vigor hace algunos años, todo mundo empezó a buscar sus lugares donde poder fumar. Según los restaurantes debían de tener su área de fumadores y de no fumadores, porque eran a los que había que proteger, pero NADA ha pasado; puede usted ir a cualquier antro y no hay área de fumadores; pocos son los restaurantes que cuentan con esta área.
¿Que en los hospitales no se puede fumar?, pues engañado morirá, porque en la Clínica 66 del IMSS, en alguna ocasión me ha tocado entrar a consulta y huele a cigarro porque el Doctor se fumó uno en su baño. En la Secretaría de Finanzas pusieron área de fumadores... te daban permiso de salir a fumar, pero no he visto que en ninguna otra oficina haya espacio para fumar; bueno, en el Palacio de Gobierno muchos compañeros salen a fumar a los pasillos, ¡pero oiga usted! por qué no se dan una vuelta por la Oficina del Programa de Gobierno donde hay un abogado que muy tranquilamente en su despacho, se pasa la mañana fumando; uno tras otro se prende un cigarrillo... ¿y Contraloría? hay quienes abren su ventana y ponen su cenicero en el balconcito ¡y a fumar se ha dicho!
No cabe duda que las leyes se hicieron para violarse ¿verdad? pero eso sólo pasa en Veracruz, porque mire usted, fui a Toluca y no es que adore yo esa ciudad, pero ahí sí está prohibido fumar. Mire que no fuma nadie en ningún restaurante, va a un antro y el letrero donde anuncian que en ese lugar está prohibido fumar y sí, entra usted y se puede pasar tres horas y ni quien fume.
Pues esperemos a ver cuando entre en vigencia esa ley en nuestro estado”.

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