lunes, 4 de julio de 2011

La lección

Salvador Muñoz
Los Políticos

Error, acierto. Error, acierto. Es una forma de aprender, a veces dolorosa, pero difícilmente repetible el error para mantener el acierto.
Asomo a mi ventana y una lluvia ligera cubre el estacionamiento. Invita a meterse a la cama abrazado de la mujer y ver una película tranquilamente. Tomar un café, un rico café recién hecho y descansar... sí, al menos los más afortunados podemos pensar eso...
Conforme envejezco, las lluvias pierden el efecto de mis años mozos. Jugar la cascarita en pleno aguacero, ir a nadar en medio de una tormenta a Ojo de Agua (en Orizaba), correr de la mano con la novia bajo la lluvia y hacer caso omiso del frío con besos de adolescentes.
El jueves quise hacerlo. La noche fue sorprendida por un torrencial aguacero que parecía no tener fin. Subí a mi moto y en medio de la tormenta partí a la casa. Sí, es fascinante sentir los goterones en la cara, sentir cómo, a pesar de la chamarra, el agua se colaba por todas partes de mi cuerpo... por todas partes... pero sentí miedo... miedo enfermarme, a caerme, a los árboles, a un bache que no viera o hasta a un rayo que malhaya, decidiera convertirme en su punto de fuga al cielo. Ya no estoy para esos trotes bajo la lluvia.
No se compara, por supuesto mi temor con el de los otros... de aquellos que viven o vivieron en otras condiciones.
II
Karl y Matthew suenan a datos, estadísticas, a notas periodísticas, a un vago recuerdo para algunos... para otros, es sinónimo de pesadilla, de terror, de miedo, un miedo comprensible porque después de Karl y Matthew, muchos tuvieron que comenzar de cero o sencillamente volvieron a nacer aunque para ello, otros tuvieran que morir.
Estos meteoros son lecciones de riguroso aprendizaje. Nos enseñaron que no hay que esperar un huracán, un ciclón, un tsunami, para prevenir una desgracia... siempre hay que estar alertas.
Lluvias, lluvias y más lluvias. Árboles caídos que han dejado un moño negro en las puertas de algunas casas. Deslaves de cerro que dejan a unos niños en la orfandad. Ríos que arrastran carros con padre e hijo. Familias sin hogar. Una duda que al flotar un cuerpo se despeja y confirma lo que se temía... había alguien en esa camioneta que cubrió el agua... ¿aprendimos la lección?
Creo que no.
III
Las lluvias habrán de continuar toda esta semana que inicia, al menos eso nos indican las autoridades encargadas del ramo climatológico. Eso significa muchas cosas, como el que se continúe resblandeciendo la tierra de cerros, que los árboles viejos cejen su fuerza a mantenerse en pie, que los riesgos a una descarga eléctrica aumenten, que los ríos crezcan y por ende, se salgan de la madre...
El asunto será conocer al final el saldo. Saber cómo actuó cada ayuntamiento, como primera autoridad, ante estos eventos naturales y saber qué hizo Protección Civil estatal, como secundaria activa ante la sociedad.
Sí, estoy de acuerdo. Importante es también la actuación de la misma población. Algunos hicieron su parte: ¡Huyeron ante las primeras lluvias!
Al final, no importa cuál sea el saldo a nivel estatal al cese de los meteoros... por solo una familia que llore a sus perdidos pudiera ser suficiente para decir que Protección Civil falló y que simplemente los ciudadanos, el gobierno municipal y estatal, seguimos sin aprender de nuestros errores aunque los aciertos en los informes periodísticos los inunden al grado de taparlos que ni se vea el fondo de aguas negras.

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