Ojalá fuera cierto

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Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Al cubrir el recorrido del Fuego Panamericano me di cuenta que nos encanta vivir de ilusiones, de espejismos, aunque muchos de ellos se pueden convertir en una realidad factible y palpable.
Este jueves, pude apreciar unidad, hermandad, amistad, sonrisas, puros factores positivos en los atletas, en directivos, en funcionarios y en el público en general que apreció el paso de la Antorcha por Xalapa.
Aunque se haya medio politizado el asunto, lo cual era esperado de algún modo, se vio un evento colorido, que cumplió la misión que tiene el Fuego tomado en Teotihuacan, el de la paz.
Sin embargo, hay cosas que no me la creo o que son sólo sensaciones positivas de un breve momento, porque al término de esta fiesta, que se cacareó por muchos días en la ciudad, volveremos a ser esos malos ciudadanos que somos, que contaminamos, que blasfemamos, corrompemos, agredimos, entre un sinfín de acciones contrarias a lo que se trató de realizar con el trayecto vivido.
Porque el día de mañana las cosas vuelven a la “normalidad”, que no debería ser, y lo explicaré desde el punto que confiere a esta columna, el deportivo.
Vendrán los agresivos que no aceptan críticas, que quieren aplicar una “ley mordaza” cuando un periodista cumple su trabajo o externa un juicio (olviden que el periodismo es objetivo, porque no lo es) en torno a un tema o una situación.
Vendrán las respuestas, muchas veces sin lógica, otras más llenas de razón.
Vendrán también los contraataques violentos, las amenazas, los amagues, la necedad.
Entonces, esos funcionarios, directivos, deportistas, personas públicas en general, ¿predican el ejemplo de lo que tanto profesaron durante los recientes días en Xalapa? Y más aún, ¿las mismas entes lo realizan por todo el país? Que será por donde pase la Flama, hasta llegar a Guadalajara.
Ojalá que esto nos sirviera como un buen pretexto para cambiar, que ese Fuego sirviera realmente de algo y no para que las autoridades se paren el cuello y nada más, pero me queda claro que es un Antorcha la que lo porta y no una varita mágica, para quitarnos las palabras violencia e hipocresía de nuestras bocas, mentes y acciones.
Enhorabuena por quienes tuvieron esta oportunidad de portar la flama tan cerca, al igual que la gente que acudió a los puntos por apoyar a un familiar, amigo o conocido, o simplemente por andar de chismoso y pasar por ahí en el momento.
Ojalá, los que tengan el poder de decisión se motiven con esto para hacer las cosas mejor por los veracruzanos y mexicanos en general; mientras que confío que los encargados de conducir el deporte dejen de tener la piel tan delgada, que usen el cerebro, no los intestinos para trabajar ni para juzgar, que acepten sus errores, que no quieran responder con violencia, como algunos que desafortunadamente tienen ese comportamiento ante las críticas ante los malos resultados.
Hay que cambiar, que realmente se haga la magia por vivir mejor y trabajar de mejor forma por el bien de la ciudadanía.
Pero es cierto, sólo es una Antorcha, no una varita mágica.
Hasta la vista.

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