viernes, 16 de septiembre de 2011

Que no muera el ¡Viva México!

Brenda Caballero
Números Rojos

¡Por fin!… el día D llegó… el 15 de septiembre, ese día en el cual se llevarían a cabo todo tipo de actos por parte del crimen organizado, según muchas leyendas urbanas contadas por aquí y por allá en todo el país.
Se hablaba de tantas cosas como aquellas narcomantas colgadas en puentes prediciendo el 15 como un día fatal, el día cero, en que la población mexicana se arrepentiría casi-casi de haber nacido.
¿Resultado? Las principales ciudades del país se vieron desiertas, sólo eran unos cuantos los que celebraban y daban el grito como tradicionalmente lo hacemos los mexicanos: entre música y alcohol.
La mayor parte de la población, estuvo en su casa, viendo la celebración del grito por televisión y parando oreja a ver si no se escuchaba algo en la calle.
Algunos más, como mi suegra, elevaba sus plegarias al cielo para que no ocurriera nada malo.
Otros más, como los taxistas, descansaron sus vehículos y perdieron la cuenta del día.
Los comerciantes vieron mermadas sus ganancias, pues los ambulantes se quedaron con las banderas, matracas, sombreros y paliacates.
Qué decir de los bares, antros y restaurantes que no vieron las ganancias de otros años.
¿Es justo vivir así?, por supuesto que no, es horrible vivir con miedo y a la espera de que algo terrible suceda. Creo que estamos peor que animales enjaulados. Peor que enfermos en cuarentena, pues “nadie es inmune al miedo”.
Y es lógico, escuchamos tantas cosas que a veces me pregunto ¿sería mejor no saber nada? A veces creo que sí, es terrible hablar de cosas que dicen los demás que suceden y que sólo nos paniquean, pues la mayoría de las veces parecemos teléfonos descompuestos, al agregarle más de nuestra cosecha.
Y créame, no es difícil, aún recuerdo la película Gossip (Rumores), en la cual unos jóvenes inventan un rumor sobre una supuesta violación para ver en cuánto tiempo regresa a ellos, y ¡sorpresa! Hasta la policía se ve inmiscuida.
Sé que vivimos tiempos difíciles, desagradables con respecto al crimen organizado y la delincuencia en nuestro país, pero tratemos de ayudarnos los unos a otros, no inventando cosas que sinceramente en lugar de beneficiarnos nos perjudican.
Un día después, amanece en silencio, sin bullicio, sin resaca, sin cruda... ¡sin chilaquiles!
En las calles, apenas unas cuantas personas caminan, no se oyen tambores, no se ven jóvenes presurosos para incorporarse al desfile, hasta parece que no es 16 de septiembre.
Muchos decidieron no mandar a sus hijos al desfile, otros decidieron no ir, y sencillamente las autoridades lo aceptaron.
Y el colorido desfile del 16 de septiembre se llevó a cabo, no con la algarabía de otros años, ni con la presencia de familias enteras, pues su duración fue como un relámpago.
Aunque sin duda, los que fueron, pueden afirmar que no faltó seguridad; al contrario, este año sí hubo y mucha.
Afortunadamente todo lo que se rumoraba por allí, solo quedó en eso… en rumores, en historias, en leyendas urbanas o como dijera Javier Duarte… en puras bombas yucatecas…
Ojalá el siguiente año, este 15 y 16 de septiembre solo quede como anécdota, como el día en que se nos olvidó el ¡Viva México Cabrones!

caballero_brenda@hotmail.com

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