¡Que sirva de lección!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Da gusto ver cómo los diputados se actualizan, se preocupan por estar al día, de estar paralelos a los avances tecnologícos. Acaban de aprobar una Ley para castigar con seis años de cárcel a quien utilice el servicio telefónico o cualquier medio de comunicación masiva, incluyendo redes sociales, para dar aviso de alarma falsa que pueda provocar pánico y caos social.
Oh, claro, me refiero a los diputados de Tabasco.
Aquí, en Veracruz, hay algo similar... aunque se queda a medias...
En sesión extraordinaria, a mediados de agosto del 2010, nuestros diputados aprobaron por unanimidad sancionar con uno a tres años de prisión y multas de 50 a 100 veces de salario mínimo, a quien por cualquier medio de comunicación dé aviso de falsa alerta para generar la movilización o presencia de cuerpos de bomberos, personal de emergencias médicas, de protección civil o de corporaciones de seguridad.
Es perceptible la amplitud que tienen en el Congreso de Tabasco a la que se tiene en Veracruz.
II
De Orson Welles, pasando por Erika Vextler y llegando a Maruchi y Gilberto.
El primero, con su gran actuación radiofónica tiene la gloria, a pesar de las molestias, enojos y primeras planas en contra que se llevó, por interpretar con algunos compañeros “La Guerra de los Mundos”. ¿Está de más comentar la anécdota? Bueno, provocó a nivel nacional pánico, histeria y caos social.
La segunda, quien con su frase célebre en el recordado “24 Horas” con Jacobo Zabludowsky, “¡Un ataque nuclear, Jacobo, un ataque nucleaaarrr!”, pasó al olvido, al exilio, al anonimato, donde ya nadie más pregunta por ella o la recuerda. Eso sí, a los que la oímos esa noche nos dejó una noche en ascuas.
Los últimos: Maruchi y Gilberto, señalados como terroristas y saboteadores por el dedo flamígero de Reynaldo Escobar, quien en su precipitada interpretación de la Ley, arrastra al Gobierno estatal a ser señalado como represor de la libertad de expresión sin serlo (no lo estaría escribiendo ni me lo publicarían), pueden ser condenados a purgar una condena de hasta 30 años de prisión.
Si regresamos al punto I, no sé si compare la diferencia entre una Ley bien puntualizada y otra Ley interpretada más con aires de represión, advertencia y opresión, curiosamente encabezada por un político que nunca ha tenido buena relación con la prensa: Javier Hernández Alpízar, Marcos Cruz Morales, Miguel Ángel Carmona y Yolanda Gutiérrez Carlín (bueno, él presumía que la tenía denunciada) podrían hablar al respecto.
III
Sí, parece cantaleta esto de las redes sociales. Es más, yo estoy de acuerdo en un manejo responsable de ellas, pero estoy en desacuerdo en la forma en que el fiscal del estado ha tratado a este caso. Es más, yo lo acusaría de “terrorista” porque ya hasta tengo miedo de escribir ante el temor de que me acusen de revoltoso, instigador, azuzador contra el Gobierno municipal, estatal o federal.
IV
¿Quién de los padres o tutores que acudieron a las escuelas en busca de sus hijos, tras leer los mensajes de twitter y facebook, presentaron denuncia contra los emisores y propagadores de éstos?
Que yo sepa, ninguno. Por lo tanto, sin conocer la denuncia, he de imaginar que lo hizo la Procuraduría General de Justicia. O en su (peor) defecto, el gobierno estatal. Si lo hizo el primero, lo considero prudente aunque excesivo en los cargos porque (insisto), no veo intención de Maruchi o Gilberto de provocar tumultos,desórdenes, alarma o zozobra... creo que la intencionalidad se basa en la que todos aplicamos como usuarios de twitter o facebook: dar a conocer un hecho o una opinión.
¿Se equivocaron? Por supuesto. Y creo que pueden ser calificados como “irresponsables”, quizás tanto como al chamaco que llama a un teléfono de emergencia y dice que hay una bomba en su escuela para no tener que presentar examen... ¿“Terroristas”? ¡Por Dios! Más terror siembran nuestras autoridades ministeriales con su exagerada interpretación de la Ley. Mejor que nos digan: ¡Que sirva de lección! Y asunto concluido.

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