Remar en un mismo sentido

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Yo no sé por qué nos hacemos pénjamos. Bueno, por qué los que tienen la responsabilidad se hacen como que la virgen les habla. Ya Leoluca Orlando, el ex alcalde de Palermo, capital de Sicilia, lo dijo clarito: “Se debe combatir la corrupción para vencer a las mafias que penetran las estructuras de seguridad pública y de justicia, y hasta la Iglesia. Hay que atacar en el sistema económico, religioso y político”. ¿Algún día lo haremos? No lo sé de cierto, pero supongo que llegar hasta allá, al menos nos costará otros tantos de conocidos, familiares y amigos muertos.
Mientras, pos a chingarse y seguir sobreviviendo, con miedo y desesperanza. ¿Qué hacer? El juez español Baltazar Garzón sostuvo: “¿Hacia dónde vamos?, y ¿qué podemos hacer?, pues evidentemente cualquier acción tiene que ser una acción integral que abarque a todas y cada una de las instituciones de forma y alcance equivalente a la gravedad y complejidad del fenómeno. En ese sentido, todas las instituciones, cada una desde su esfera y con su independencia, tienen que remar en un mismo sentido”.
Ahí está el detalle, remar en un mismo sentido. Pero aquí en México parece que todo lo hacemos al revés: sálvese quien pueda o cada quien que se rasque el culo como pueda. ¿O no?
Garzón, asesor de la Corte Penal Internacional, señaló que “hay algo que es fundamental, que ya se resuelva de una vez por todas y es la coordinación efectiva entre las diferentes estructuras de combate de este tipo de fenómenos y especialmente del crimen organizado, ya no valen excusas, no hay argumento que justifique una acción parcial, inconexa o descoordinada de otras instituciones que trabajan en el mismo ámbito. La sociedad es el otro elemento fundamental de esta historia, la organización de la sociedad civil resulta básica, cualquier política de seguridad que se haga tiene que contar con la sociedad civil, tiene que contar con ciudadanos a los que va dirigido”. ¡Moles!
Y agregó este picudo juez: “Muchas de las ocasiones en las que las políticas de seguridad de un país fracasan, es porque se hacen a espaldas de la propia sociedad a la que van dirigidas y en una oficina cerrada con dos o tres personas que muy sesudamente establecen cuáles son las pautas, pero ocurre que a veces esas pautas no coinciden con la realidad o con lo que la sociedad está demandando, por tanto, hay que bajar e ir a pie de obra y a partir de ahí tomar decisiones”. Ahí les hablan, mis queridas autoridades.
Garzón añadió: “El peor remedio es creer que cada uno tiene la solución correcta. No aparecerán fórmulas mágicas sino surgen del debate y la coordinación, la cooperación y la integración, porque nos enfrentamos a un problema de Estado y éstos deben tener una solución desde la sociedad, con la sociedad y defendiendo la razón democrática de los ciudadanos”. ¿Ya entendieron?
Y el juez español advirtió que la educación “es fundamental para vertebrar a una sociedad, a un país y a un régimen democrático, y para generar la convivencia que se precisa para combatir los fenómenos que atacan a la seguridad y que ponen en peligro la convivencia pacífica y democrática de cualquier país”. Qué pinche suerte la nuestra, teniendo a estas pinches autoridades y a Elba Esther Gordillo.
Ahí se ven.

Hasta la próxima
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