miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sexto sentido


Salvador Muñoz
Los Políticos

Aberrante el multihomicidio. ¿Puede haber algo peor que ver a 35 cadáveres en una de las avenidas que por lo regular, usted, yo, la familia, cruzamos para ir al Puerto, para ir a Antón Lizardo?
A mi juicio, no. No puede haber algo tan aberrante como ver apiladas decenas de cadáveres justo cuando se habrá de celebrar la reunión nacional de Procuradores.
Si fuera perverso, diría que es un mensaje aberrante... ¿para el procurador local o para la procuradora nacional? esa es la aberrante duda.
Insisto, no creo que haya algo más aberrante que 23 hombres y doce mujeres muertos en las calles de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, aunque pareciera que nuestras autoridades desean que haya algo más aberrante que ello: Sus propias palabras.
En los últimos acontecimientos, la salida más fácil que he oído de las autoridades estatales respecto a homicidios tenebrosos es la vinculación que hacen de las víctimas con el crimen organizado.
Es como si trataran de minimizar los crímenes aberrantes expuestos a la luz pública denigrando a los cadáveres con señalamientos.
La mutación es muy sencilla en el mensaje que dan nuestras autoridades: Las víctimas dejan de ser víctimas para convertirse en culpables de su propia muerte o encarcelamiento por sus acciones. Vaya, el clásico “Se lo buscó”.
Ejemplos, tristes ejemplos de ello, es el señalamiento que hizo el fiscal del estado con el asesinato de la compañera Yolanda Ordaz... “su muerte no estaba relacionada con el ejercicio periodístico...”; lo demás no lo pongo porque me resulta aberrante.
Otro ejemplo deprimente de lo que es el actuar de nuestras autoridades, fue el ocurrido el pasado 17 de junio, cuando tres trabajadores de la empresa Construcciones Santa Clara fueron asesinados en la balacera ocurrida en la comunidad de El Lencero, municipio de Emiliano Zapata.
No sólo fueron confundidos por las autoridades de seguridad, sino que a decir de sus familiares, difamados e incluso se les sembraron armas para hacerlos pasar por delincuentes.
El más reciente caso es el de Maruchi Bravo y Gilberto Martínez que si bien cometieron una imprudencia, que no un delito, fueron señalados como “Terroristas”.
A lo mejor las autoridades no alcanzan a percibir el significado de la palabra, a lo mejor la estrechez de su materia gris no lo percibió pero su brutalidad sí les permitió darles trato de “delincuentes” a gente que realmente, de acuerdo a su desistimiento, NUNCA cometió delito alguno.
Igual... es aberrante.
Pero, me preguntaba si había algo peor que 35 cadáveres en la zona conurbada del primer Ayuntamiento de América.
Al parecer sí: No lo digo yo. Es más, me da tristeza que haya gente que piense que algo peor que la muerte por asfixia, previa tortura, de 35 personas, es que ellas hayan decidido ser delincuentes.
Para ser más exactos: “Es lamentable el asesinato de 35 personas, pero lo es más q (sic) esas mismas personas hayan escogido dedicarse a extorsionar, secuestrar y matar”. Un mensaje de twitter del Gobernador.
Y el razonamiento es sencillo: Los muertos tenían antecedentes penales vinculados al secuestro, extorsión, asalto a casa-habitación, asesinato, delincuencia organizada y narcotráfico, de acuerdo a lo que informan nuestras autoridades. Lo peor, es el silogismo: Si te matan y tienes antecedentes penales, es justificable tu homicidio.
Creo que la percepción que tienen nuestras autoridades y ciudadanos, se bifurca.
Para nuestros gobernantes, es una carga menos el pensar que los asesinados, incluido un policía que estaba como desaparecido, se lo merecían. Para el pueblo, 35 cadáveres arrojados a la calle es un síntoma de inseguridad, de incertidumbre, de miedo y dolor... como sea, en lo particular, antes que cadáveres, antes que “delincuentes”, antes que “juzgados” por el presto Procurador que aún tenemos en Veracruz, como dijera Cole, el niño de Sexto Sentido: yo... ¡yo veo gente muerta!

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