miércoles, 9 de noviembre de 2011

Apología de los políticos

Salvador Muñoz
Los Políticos

Molotov en una de sus canciones refiere parte, quizás, de muchos de nuestros sueños infantiles:
“Cuando era chico quería ser como Superman”...
Sin embargo, la realidad que nos reflejan nuestros políticos da pie a las otras líneas de la canción que Molotov titula “Hit me”:
“Pero ahora ya quiero ser un diputado del PAN / o del PRI o del PRD / o cualquier cosa que tenga un poco de poder // quiero convertirme en músico político / y construirle un piso al periferico / quiero acabar con el tráfico / tengo que entrar en la historia de México”.
Nuestros sueños de ser héroes sencillamente son rebasados a la hora de tener que llevar para la papa de la familia, para sacar fotocopias de los libros de la escuela, conseguir una chambita extra que ayude a ayudar a tus padres en los gastos del hogar y darte cuenta, como madre o padre de familia que tienes que tener ya no uno, sino dos trabajos para sacar más o menos los gastos del mes... aunque el sueño ideal es convertirte en político... ¡pero político en serio!, no “grillo matraquero”.
Vaya, para el grueso de nuestra población la imagen del político dista mucho de aquella persona que puede traernos beneficios en nuestro entorno, mucho menos económicos o empleos, y me refiero a “empleos bien remunerados” porque empleos, mal pagados, hay muchos donde tan sólo con el gasto en el autobús, combi, taxi o gasolina, se va un buen porcentaje de la quincena.
El político representa para muchos sectores de nuestra sociedad, riqueza, dinero fácil, privilegios, poder, lujos, camionetas, restaurantes “nais”... vaya, ¿quién no ha escuchado a alguien decir: Quiero ser diputado? bajo la perspectiva sencilla, fácil y singular de que alzando el dedo, cumple su chamba ¡y gana un chingo y dos montones!
Por supuesto, en esos sueños, no falta quien ha querido ser presidente municipal bajo el entendido de que tal cargo es convertirse en un “Rey (o Reina) Chiquit@” que puede hacer y deshacer a su antojo... los ejemplos tanto en el pasado como en el presente sobran que nos faltarían manos para poder contarlos a gusto...
¡Ya ni se diga Gobernador después de que se expusiera esa frase que exhibió realmente quién era el mandatario estatal!: “Estoy ahorita en plenitud del pinche poder, tengo el gobierno en la mano”.
Pues así, ¿a poco no dan ganas de ser político?
Lo curioso es que nuestros políticos ahora pretenden que se castigue a quien haga “apología del delito” a través de cualquier modo, ¡vaya! incluyendo “narco-corridos”... es decir, ¡valió madres “Camelia, la texana”, el “Jefe de Jefes” y “La granja” de jalón...
De darse tal situación, al parecer, los sueños de muchos pobres, jodidos, muertos-de-hambre mexicanos, se vendrían abajo porque pretender ser como nuestros políticos, adorarlos, venerar su “arduo trabajo”, admirar la forma tan vertiginosa en que se hacen ricos, podría ser una manera de hacer apología de un delito o si no es eso, al menos la apología de la sinvergüenzada.
Pero antes de “castigar” la Apología del Delito, el diputado debiera de pensar qué motiva a nuestra gente a admirar a un narco... muchas son las respuestas, es cuestión de analizarlas.
“Cuando era chico quería ser como superman /
pero ahora ya quiero ser un diputado del PAN /
o del PRI o del PRD /
o cualquier cosa que tenga un poco de poder /
quiero convertirme en músico político /
y construirle un piso al periférico /
quiero acabar con el tráfico...”

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