jueves, 22 de diciembre de 2011

Milagrito al niño Jesús

Salvador Muñoz
Los Políticos

¿Ya tiene su cartita para el Niño Dios o para Santa?
En lo particular, yo no creo en ello. Quizás porque en mi niñez, el 24 de diciembre era el nacimiento de Jesús lo único que se festejaba y no había Papá Noel. Así que por ello, la única preocupación que pudiera haber en mi hogar, era que llegaran los Reyes mas no Santa...
No sé cuándo, pero fue mi esposa la que me indujo ese rollo de regalar algo en navidad.
Hoy, tras los últimos acontecimientos que vivimos en la vecindad, en la ciudad, en el estado, en el país y a nivel mundial, pareciera que quien nos visitó antes del 24 es Satan (así, sin acento) y si en una de esas nos descuidamos, hasta pudiéramos decir que también Santa... la Santa Muerte...
Por eso, hoy creo es válido, justo y urgente, que todos escribamos al Santo de nuestra devoción, se apellide Claus o de nombre Noel o que el receptor de nuestra misiva sea el mismísimo niño Jesús, que es a quien se la escribo:
“Querido Niño Jesús...
Estoy seguro que es la primera vez que te escribo...
No es porque sea malagradecido, o porque me haya olvidado de ti... ¡no! para nada... te juro que siempre estás en mis pensamientos, desde la mañana hasta en mis alimentos... pero ya ves, dicen que a los amigos nomás se les busca cuando se necesitan...
No te quiero pedir algún regalo en especial... tampoco que me brindes la fortuna que tuvo el anterior ex gobernador que se sacó la lotería hace algunos años por estas fechas... no... con mi medianía soy feliz...
Quisiera pedirte que poses un poco los ojos en nuestro Estado, Veracruz... ¿verdad que es bello? Creo que cada uno de los que aquí vivimos nos sentimos sumamente orgullosos de ser veracruzanos o jarochos, como nos pueden ubicar en otras latitudes del país ¡y hasta del mundo!
He viajado un poco, y siempre extraño el universo de verdes que hay a lo largo y ancho de nuestro territorio. Me encanta nuestra gente, la del campo, ésa que es capaz de ofrecerte un taco de frijoles, con tortillas recién hechas y un chile serrano para morder, acompañado de un café de olla con piloncillo... nunca voy a olvidar la hospitalidad de los hermanos Navarrete, allá por la zona de Acayucan, aquella vez que llegué a su casa, en medio de montañas, caminos y verdes, de esos verdes que te hablo. Cuando nos vio, pidió a su esposa que mataran a una gallina y en verdad te digo: ningún restaurante fufurufo alcanza en lo mínimo el rico sabor de ese caldo de pollo que comí con su familia.
He visto el rostro de Yizhar y de Félix... estoy seguro que en ellos hay exceso de bondad como en la mayoría de la gente que me rodea.
Pero también he visto el rostro del empresario, de aquél que no conoce el nombre de las personas que hacen que su empresa se mueva... es más, estoy seguro que desconocen si aquél es casado, soltero, si mantiene a su mami, si ayuda a su hermana con los estudios, si es madre soltera... pero es el mismo empresario que sabe contar, sumar, restar, multiplicar y dividir dinero...
Bueno, pues parte de esta carta es por ellos, por esos empresarios que se olvidaron de sus empleados... a ellos, dales humildad, sencillez, inteligencia y conciencia de que quienes hacen su empresa son personas, no máquinas...
Pero te decía... es parte de mi carta:
Acabo de pasar por una plaza comercial y veo tres o cuatro patrullas de Seguridad Pública... minutos después, veo salir a un soldado de una secundaria (hay vacaciones) mientras que en la puerta, tres lo resguardan... no vi alguna camioneta de Sedena cerca por lo que asumo que allí los dejaron ¿para cuidar la escuela?
¡Ese es el tema!
Hace más de 20 años, cuando en una “pinta” con mis compañeros de propedéutico, vinimos a Xalapa, me enamoré de esta ciudad y desde ese día me dije: “Aquí quiero vivir”.
Sabía en medio de esa neblina y chipichipi que sería mi hogar... fueron días, tardes y noches que sus calles devoré entre bohemia, enamorado de alguna iza, rabiza o colipoterra, llevando serenatas y picando flores a diestra y siniestra... no sé si ahora, por la vejez, las cosas ya las vea de otro modo... vivo con miedo todos los días, desde que sale mi esposa al trabajo, mis hijos a sus escuelas, hasta que termina el día y sé que hemos llegado todos a casa, sanos y salvos.
Desde hace algunos años, decidí dejar de salir en las noches... ya fuera en familia o con amigos. El miedo de que a algún buey le caiga mal y me rocíe de plomo por sus aires de “todopoderoso” acabaron con mis noches de bohemia... mismas que se extienden para con mis hijos. Si quieren divertirse, en tardeadas o en casas de amigos... la noche dejó de ser segura... aunque a ciencia cierta, ¡ya a cualquier hora del día!
Es por eso que te pido, niño Jesús, que hagas el milagro y un día, podamos los xalapeños, disfrutar de esa ciudad de la que me enamoré hace veinte años... haz el milagro de acabar con todos los malosos... haz el milagro de terminar de una vez por todas con esta guerra estéril contra el crimen organizado... haz el milagro de que haya paz y no paz-paz-paz ni bang-bang-bang... haz el milagro de poner un “hasta aquí” a las matanzas de inocentes y hasta de “culpables”, de sospechosos en carros y de que ya no avienten tanto cadáver... ¿es mucho pedir? ¡Quizás! ¡Pero peor sería que te pidiera que hicieras honrados a nuestros políticos!”
Feliz navidad... y nos vemos hasta el 26, amigos...

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