martes, 17 de enero de 2012

Horizonte

Pedro Manterola Sainz
Hoja de Ruta

· Llegaron los días de las definiciones. Por eso me permito una reflexión escrita en voz alta. A mis eventuales lectores, les agradezco su paciencia y comprensión. Esta vez, no ofrezco una disculpa. ·

Expresé públicamente hace unos meses mi legítima aspiración de ser candidato a diputado federal por mi Distrito, con cabecera en Martínez de la Torre. Inicié para ello acercamientos y pláticas con ciudadanos, sectores, autoridades, empresarios, productores, profesionistas, asociaciones, amas de casa, maestros, estudiantes, funcionarios, agricultores, comerciantes, jóvenes, mujeres, ministros religiosos, colonos, periodistas, dirigentes y líderes naturales. Recorrí el distrito, municipios y comunidades. Recibí incontables muestras de apoyo, respaldo y simpatía.
Participé activamente en reuniones de acercamiento con diversos protagonistas de la vida política y empresarial de la región. En ellas superamos diferencias y acordamos alianzas y estrategias. Todos tuvimos en esas reuniones la oportunidad de hablar abierta y libremente, la ocasión de proponer, argumentar, sugerir, analizar, debatir, acordar, decidir. Por mi parte, usé esa libertad según mis propias capacidades, y pensando siempre en el interés colectivo, en el beneficio general. Sobran pruebas en ese sentido. No hubo en esas mesas líderes, jefes ni dirigentes. Si algunos fueron incapaces de tener y defender sus propias ideas, si tuvieron miedo o les provoca comezón aceptar y asumir responsabilidades políticas, si prefieren los acuerdos a espaldas de los demás, si no son capaces de hacer propuestas y prefieren ocultar sus verdaderas intenciones, yo no puedo hacerme responsable. Y no es de gente de bien decir mentiras. Como muestra de sus alcances e inteligencia, se han dedicado a señalar a los demás por ser capaces de pensar, hablar, proponer, de sugerir, analizar y debatir. Buscan así explicar su calidad de desertores y justificar su posición de dócil servilismo. Pero no dicen la verdad. Ya no me detengo más en la indignidad de los traidores. Lo cierto es que no hay honor en las victorias que humillan a los propios vencedores. Allá ellos.
Presenté en cada reunión de trabajo, en cada ejido y comunidad que visité, ideas y propuestas propias. Lo mismo para rehabilitar y equipar espacios educativos, que para recuperar el Río Bobos-Nautla. Para mejorar, ampliar y reconstruir las carreteras y todos los caminos rurales del distrito. Para implementar un programa eficaz de apoyo a citricultores y exportadores de limón. Para obtener becas, para impulsar huertos de traspatio, planes de ordenamiento vial, proyectos de desarrollo municipal, cultivos alternativos a los cítricos, recursos para ampliar el hospital regional, para impulsar la educación superior…. Conozco mi región, soy de aquí, aquí he hecho mi vida pública, de aquí es mi familia. Aquí he ganado dos elecciones, con amplio margen. Incluida la de 2000, en pleno delirio foxista. He sido protagonista y copartícipe de las mejores causas democráticas y ciudadanas de mi municipio. También he superado adversidades, calumnias, exclusiones y censuras. Participo desde hace más de 25 años en tareas sociales, políticas, educativas, periodísticas, artísticas y culturales, tanto en el ámbito público como el privado. Ahí están los resultados, los hechos, las huellas que han querido borrar, ensuciar e imitar. No han podido, no pueden.
Encontré mucha gente de trabajo dispuesta y decidida a compartir y enriquecer ideas, proyectos y argumentos. Tenemos todo para ser, para ganar, para representar con respeto, trabajo y dignidad a esta región, su gente, sus ciudadanos, la sociedad que exige tener voz, presencia y respuestas. Ese ha sido mi compromiso. Sin embargo, el partido por el que he buscado la postulación, el PRI, acordó de manera cupular una alianza estéril con organizaciones políticas que en los municipios de la región jamás han obtenido un triunfo por si mismas, y nunca han superado el 7% de la votación total. Uno de esos partidos, el PANAL, los aliados de hoy, fueron parte de la alianza encabezada por el PAN que ganó a los priistas la diputación local, la federal y la elección municipal. Esos son sus compañeros de viaje. Por otra parte, aspirantes sin arraigo ni presencia, residentes de municipios ajenos y lejanos, han venido a nuestro distrito a exigir que se deposite en las urnas la cuota magisterial, olvidándose de nuevo de las aulas. ¿Es ético, honorable, digno, brincar de la Legislatura de Veracruz, abandonar un cargo de elección, olvidar un compromiso con la representación popular que se ostenta, para arribar al distrito de Martínez, sin visibles logros legislativos, sin tareas de gestión ni participaciones en tribuna, sin compromiso ni conocimiento de la región, de sus habitantes y protagonistas? No, no lo es.
Cualquiera que sea el caso, no puedo competir contra la arbitrariedad autoritaria de las alianzas, ni apoyar causas distantes a los intereses de los ciudadanos de mi distrito. No voy a ser candidato. No voy a participar en una contienda dónde es mejor el que viola más reglas y dice más mentiras. Así no puedo ganar. No tengo esas cualidades. Pero aunque me baje del caballo, no me quito del camino, porque no estamos derrotados. Todo lo contrario. El apoyo, la simpatía, el entusiasmo de todos los que han manifestado su respaldo a una aspiración que se sustenta en ideas y compromisos, son aliados de ayer, de hoy y de mañana. A todos ellos, muchas gracias. Aquí estamos, y aquí vamos a seguir. Todavía no hemos alcanzado el horizonte.

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