domingo, 25 de marzo de 2012

El Papa y el legado de dominación

Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI


Si nos detenemos un momento a valorar la historia desde un enfoque  de larga duración, tal y como lo propone el historiador francés Fernand Braudel. Vamos a encontrar que del siglo XVI a la actualidad las relaciones de dominación que la iglesia católica ha sostenido en territorio mexica, no se han modificado de manera sustancial.
En este largo periodo de tiempo, que abarca la Conquista, la Colonia, la Independencia, la Reforma, la Revolución, el México Moderno entendido como la instauración del PRI en el poder, hasta la actual etapa de alternancia en manos de la derecha, encontramos que en ninguna de estas facetas  se ha logrado desinstalar en las mentalidades el software ideológico de la iglesia.
Esta afectación de las mentalidades, representa una de las dimensiones más sórdidas en el plano de las relaciones de dominación. Debido a que si México logró consumar su independencia y expulsar materialmente a los invasores, los conquistadores se quedaron en lo profundo de las mentalidades de los recién independizados.

 Se podrá argumentar en contra de esta afirmación que las Leyes de Reforma promovidas por los liberales del siglo XIX sentaron las bases de la separación entre el Estado y la iglesia. Sin embargo, no hay que olvidar, que estas leyes se instituyeron en un contexto social altamente polarizado entre los liberales y los conservadores, lo cual arrojó un nuevo marco jurídico, pero también demostró el alto grado de penetración de la iglesia en un amplio sector de la población que dio sustento a los enfrentamientos armados.
En su momento, Marx señaló que “la religión es el opio de los pueblos”, en esto consiste la llamada tarea de Evangelización de la iglesia, en continuar dotando de opio a sus seguidores. De ese opio que recientemente ha conducido a miles de personas a recibir con charola de plata a uno de los principales exponentes de la dominación española.
Sin este opio no podríamos entender la presencia de ese conservadurismo que se niega a reconocer el derecho de las parejas al divorcio, el derecho de las mujeres al aborto, el derecho de los homosexuales a crear una familia y a tener hijos o a adoptarlos.De ese conservadurismo que desde el Vaticano fungió en la década del setenta, como un activo promotor del neoliberalismo.
Retomando el entendimiento de la historia y de los procesos sociales, desde un ángulo  temporal de larga duración, encontraremos que el núcleo duro de la iglesia católica como una institución política y mercantil no se ha modificado de manera sustancial. Al igual que en el siglo XVI su principal interés radica en afianzar los privilegios que ostenta su jerarquía. Su poder se encuentra tan arraigado, que en los territorios que antes estuvieron bajo su dominio, es capaz de colocar bajo su órbita al Estado mexicano incluyendo a los propios candidatos a la presidencia, de la izquierda, el centro y la derecha.
Esto es lo que representa el Papa, un negro legado de un pasado que todavía sigue muy vivo en nuestro presente.
*Director de la Revista Digital Independiente Voz Universitaria  www.vozuniversitaria.org.mx raul@vozuniversitaria.org.mx  facebook.com/raul.lopezmartinez    Twitter: @raulcronos 

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