viernes, 22 de febrero de 2013

Duarte: Más lo niega y menos se le cree

Roberto Morales Ayala
Zona Franca

De tanto negarlo, y sobre todo repetirlo, el gobernador Javier Duarte de Ochoa va sembrando la certeza de que sí metió las manos en el Tribunal Electoral del Estado de Veracruz (TEEV) para invalidar la Gran Alianza por Ti, impulsada por los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática.
Todos los días, a toda hora, en entrevistas de banqueta, en actos públicos, en privado, con quien sea, Javier Duarte asegura que el Tribunal es autónomo y él, como gobernador que es, respetuoso de la división de poderes, actuó en estricto apego a sus capacidades y criterios.
“Este es un tema intrapartidista —dijo como si alguien le fuera a creer— que ha venido desarrollándose a lo largo de los últimos meses. Recordarán que el presidente actual del PRD (Juan Vergel Pacheco) fue destituido por sus propios compañeros militantes y llegó uno nuevo. Él mismo recurrió a estas instancias y fue nuevamente puesto como presidente de ese Partido”.
Su declaración fue replicada en toda la prensa de Veracruz. Le dieron los mejores espacios y le concedieron los mayores tiempos, mientras en el seno del PAN y del PRD arreciaban las acusaciones de injerencia en las decisiones del Tribunal y un golpe bajo a la Gran Alianza por Ti.
El lunes 18, el Tribunal Electoral del Estado de Veracruz emitió una sentencia que resolvía la impugnación interpuesta por un grupo de militantes perredistas que se inconformaron por la constitución de la alianza con el Partido Acción Nacional. Para el TEEV, el PRD violó sus estatutos ya que la decisión de conformar el acuerdo PAN-PRD fue validado por la Comisión Política Nacional con menos del 60 por ciento de sus integrantes, lo que la vuelve ilegal.
Según el criterio del TEEV, de los 15 integrantes de la Comisión Política Nacional, sólo votaron a favor ocho, cuando que el mínimo para sacar el acuerdo eran nueve. Eso era suficiente para invalidar la alianza PAN-PRD.
Sin embargo, al tribunal le fallan las matemáticas y el criterio. No dijo, por ejemplo, que de los 15 integrantes, sólo sesionaron 13, con lo que únicamente se requerían ocho votos para aprobar la alianza con el PAN, como finalmente ocurrió.
Ante la andanada que recibía Javier Duarte por su intromisión, vía el TEEV, su área de Comunicación emitió un comunicado para responder a los líderes nacionales del PAN y PRD, que lo acusaron de haber metido las manos para complicar la alianza. Decía no tener “ninguna injerencia en el conflicto interno que enfrenta el PRD en la entidad”.
Más tarde, el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, usó su verborrea habitual, adornada con adjetivos churriguerescos para tildar a los señalamientos de oposición de “falsos y sin sustento”.
“El Gobierno del Estado —señaló el ex panista, convertido al fidelismo— le apuesta a la legalidad y en el proceso electoral que ya está en marcha, las instituciones cumplirán irrestrictamente con lo que la ley marca y con su responsabilidad política y legal de garantizar un proceso en paz y tranquilidad para que los ciudadanos expresen, de manera libre, su decisión en las urnas el próximo 7 de julio”, dijo.
Si los veracruzanos fuéramos tontos, le creeríamos.
Los líderes nacionales del PAN y PRD, Gustavo Madero y Jesús Zambrano, amagaron con abandonar el Pacto por México a causa de las trampas urdidas por el gobernador de Veracruz, y anunciaron que llevarán el caso ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para concretar la alianza.
Si algo faltara en semejante sainete, los líderes locales panistas y perredistas acusaron al PRI y al gobernador Duarte de expresar un “profundo miedo” a la alianza PAN-PRD y de ahí su intromisión en el tribunal electoral.
Miguel Angel Yunes linares, ex candidato panista a la gubernatura de Veracruz, señaló que detrás de la decisión del TEEV estaban Javier Duarte y su antecesor, Fidel Herrera Beltrán, su acérrimo enemigo, cuya rivalidad ha sido llevada al límite. Les dio con todo:
“Duarte, que es corto de ideas, vio la alianza de los opositores como una amenaza a su gobierno. Mientras que a nivel nacional el Presidente Peña Nieto convoca a todas las fuerzas políticas al diálogo y a la concordia y ha encontrado una respuesta positiva, Duarte quiere arrinconarnos, arrasarnos y doblegarnos a millones de veracruzanos que no coincidimos con su gobierno.
“Su torpeza lo ha llevado a tratar de destruir una alianza democrática que puede lograr el contrapeso que Veracruz necesita para ya no seguir cayendo en el precipicio. Se equivoca él y su jefe Fidel Herrera; los veracruzanos nos mantendremos de pie y dispuestos a enfrentarlo”.
Menuda felpa que se llevaba el gobernador y la que está por venir.
Una pieza clave en todo el conflicto es el presidente del Tribunal Electoral del Estado de Veracruz, Daniel Ruiz Morales. Sus vínculos con Fidel Herrera Beltrán son innegables y a él se debe que el triunfo de Javier Duarte, en la elección de 2010, haya sido avalado. Tuvo en sus manos un cúmulo de evidencias de fraude, y prefirió cerrar los ojos y llevar a Duarte a la gubernatura.
El magistrado fue, pues, su cómplice.
Por ese nexo vigente, por sus ataduras, las acusaciones de la oposición no son descabelladas. Entre Duarte y Daniel Ruiz hay un pacto ofensivo, ignominioso, condenable, para la democracia y también para los veracruzanos.
Javier Duarte puede seguir diciendo que nada tuvo que ver con la decisión del TEEV. Podrá repetirlo mil veces, pero a fuerza de tanto decirlo, cada vez menos se le cree. Es más, ya nadie le cree.

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